Este domingo Francisco ha presidido el ángelus en la plaza de san Pedro, apenas unas horas después de regresar de su viaje apostólico a Myanmar y Bangladesh. Durante la oración, ha recordado que hoy es el primer domingo de Adviento, algo que se puede notar en la Plaza de san Pedro que ya cuenta con árbol de Navidad. Ha explicado que “Es el tiempo que se nos da para acoger al Señor y preparar su retorno. Volverá en Navidad, cuando recordaremos su venida histórica en la humildad de la condición humana”. Sin embargo, también ha advertido de que “el Señor viene a nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirle y volverá además a juzgar a vivos y muertos, por lo que debemos estar siempre vigilantes”.
En este sentido el Pontífice se ha ayudado del Evangelio del día, en el que Jesús dice a sus discípulos “permaneced despiertos, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa (…) ¡Que no venga de repente y os encuentre durmiendo!”. El Papa ha recomendado pues estar “atentos y vigilantes”.
“La persona que está atenta –ha continuado– es la que en el ruido del mundo no se deja llevar por distracciones o superficialidad, vive de una forma plena preocupada sobre todo por los demás (…) se vuelve hacia el mundo, tratando de contrastar la indiferencia y la crueldad presentes en ella, y regocijándose en los tesoros de la belleza que también existen y deben mantenerse.”
Por otro lado el Papa ha explicado qué significa estar vigilante “Es quien no se deja abrumar por el desaliento y la falta de esperanza, y al mismo tiempo rechaza las vanidades del mundo” Citando a Isaías, ha señalado que fue uno de los problemas del pueblo de Israel, “Parece que Dios abandonó al pueblo, pero fue su gente quien se apartó de las formas (…) Con mucha frecuencia Dios nos muestra el camino y nosotros buscamos la felicidad en otra parte”.
“Estar atentos y vigilantes es la forma de no alejarnos del camino de fe y amor que nos muestra Jesús perdidos en nuestros pecados e infidelidades” ha concluido.
Tras el ángelus, el Papa ha agradecido a todos los que le acompañaron en su viaje apostólico con sus oraciones, y se ha mostrado muy contento de “haber conocido estos pueblos, especialmente sus comunidades católicas”. Ha relatado a los asistentes cómo se ha quedado marcado en él “el recuerdo de sus caras probadas por la vida, pero siempre sonrientes”. Finalmente ha pedido oración por Honduras, para que supere el momento de dificultad de una manera pacífica.