El papa Francisco ha nombrado un nuevo obispo auxiliar en la Argentina. En este caso fue para la diócesis de Quilmes (Buenos Aires), el compatriota al que le encomendó esta responsabilidad episcopal es Marcelo Julián Margni, quien se desempaña como rector del seminario mayor de su diócesis, María, Reina de los apóstoles.
Margni, apodado “Maxi”, tiene 46 años y vivió sus primeros años en Berazategui, donde cursó el secundario en el Instituto diocesano Manuel Belgrano. Luego realizó sus estudios sobre Filosofía y Ciencias de la Educación, con orientación en pastoral juvenil en el Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos de Quilmes Santo Toribio de Mogrovejo. Fue ahí donde encontró el llamado de Dios para el sacerdocio.
Tras conocerse la noticia de su nombramiento, el padre “Maxi” conversó con Vida Nueva y se manifestó sumamente sorprendido por la elección del Papa en relación a esta nueva tarea como obispo auxiliar: “Acepto con sencillez y generosidad este trabajo de ayuda”, explicó.
Este nuevo y joven obispo espera poder seguir animando su propia vida y la de la diócesis, una Iglesia particular que hace clara opción por los pobres, por los derechos humanos, por el diálogo con otras religiones “Mi tarea a partir de ahora será acompañar y ayudar al obispo Carlos José Tissera (actual obispo de Quilmes), y mis expectativas van en esta línea”, aclaró. Y agregó: “quiero poder seguir adelante con esta impronta misionera, que el papa Francisco hoy nos propone como ‘Iglesia en salida’”.
Entre las dificultades que la realidad actual plantea y preocupa a los pastores de la Iglesia católica, Margni admitió: “No tengo total conciencia sobre las trabas en este momento, sino que trato de acompañar a la diócesis que pertenezco, que es progresista y tiene sus barriadas”. Y, siendo oriundo de la Iglesia que hoy le toca pastoreas, puntualiza varias problemáticas que lo largo de estos años reconoció y aún sigue reconociendo, como la falta de trabajo, las dificultades cada vez mayores de poder llevar el pan a la mesa, el trabajo de asistencia de la Iglesia hacia comedores y merenderos, entre otros. “A esto se suma el trabajo de evangelización y catequesis propio de esta Iglesia, en la cual su presencia dentro de las comunidades juveniles actualmente es muy rica”, describió.
“Me provoca orgullo y me siento honrado por esta Iglesia, que es en la que crecí y encontré a Dios”, concluye el padre obispo Marcelo Margni, que en poco tiempo será consagrado obispo.