Vaticano

El papa Francisco pide que no se añada más tensión a la existente en Jerusalén

  • El Pontífice pide a la comunidad internacional “empeño” para que se respete el status quo de la ciudad santa
  • El llamamiento lo ha hecho en la primera audiencia general tras su viaje a Myanmar y Bangladesh





A raíz de la decisión de Donald Trump de reconocer Jerusalén como la capital de Israel, a pesar de ser advertido de que resulta una “flagrante provocación de los musulmanes”, el papa Francisco ha hecho un llamamiento especial sobre el tema al finalizar la audiencia general de este miércoles.

La preocupación del Pontífice por la reciente escalada de tensión le ha llevado a “dirigir un fuerte llamamiento para que sea el empeño de todos respetar el status quo de la ciudad, conforme a las pertinentes Resoluciones de las Naciones Unidas”.

Francisco ha recordado que Jerusalén es una ciudad sagrada para cristianos, judíos y musulmanes, y por tanto “tiene una vocación especial para la paz”, y ha pedido que se preserve esta identidad. Finalmente, ha expresado su deseo de que “prevalezcan la sabiduría y la prudencia, para evitar que se añadan nuevos elementos de tensión a un panorama mundial ya convulsionado y marcado por tantos y crueles conflictos”.

Balance del reciente viaje papal

En la audiencia en sí, que hoy ha tenido lugar en el Aula Pablo VI y no en la Plaza de San Pedro, Francisco ha hecho un paréntesis en las catequesis sobre la santa Misa que inició el pasado noviembre, para relatar a los asistentes su viaje a Myanmar y Bangladesh.

Tras dar otra vez las gracias animadamente a los birmanos y los bengalíes, ha recordado que ningún papa había visitado Myanmar hasta la fecha, y que él ha querido hacerlo “para expresar la cercanía de Cristo y de la Iglesia a un pueblo que sufrió a causa de conflictos y represiones, y que ahora camina lentamente hacia una nueva condición de libertad y paz”.

Francisco ha ido narrando el viaje poco a poco a los presentes en el aula Pablo VI, si bien ha hecho hincapié en los actos con los jóvenes en Myanmar, y así de contento se mostraba con el crecimiento de su comunidad católica: “En los rostros de esos jóvenes, llenos de alegría, vi el futuro de Asia: un futuro que no serán los que construyen armas, sino los que siembran la fraternidad. Y siempre en señal de esperanza, bendije las primeras piedras de 16 iglesias, el seminario y la nunciatura: ¡dieciocho!”.

También ha contado sus reuniones con la clase política de Myanmar para mediar en la crisis de los rohingya, aunque no lo ha dicho directamente “alentando los esfuerzos del país para pacificar y esperando que todos los diferentes componentes de la nación, nadie excluido, puedan cooperar en este proceso con respeto mutuo”.



Alegría por las Iglesias crecientes

En cuanto a Bangladesh, de nuevo lo que más alegría le ha producido ha sido la ordenación de 16 nuevos sacerdotes: “Este fue uno de los eventos más alegres e importantes del viaje –ha dicho–. En el sudeste asiático, gracias a Dios no faltan las vocaciones, una señal de comunidad viviente, donde la voz del Señor resuena llamando a seguirlo”.

También ha relatado su visita a la casa de la Madre Teresa en Dacca, a cuyas hermanas ha dado las gracias por su trabajo y, sobre todo “porque sirven a los que sufren, pero nunca, nunca, falta una sonrisa en sus labios”.

Finalmente ha recordado el evento con los jóvenes de Bangladesh, de los que ha dicho: “¡Pero qué bien bailan estos bengalíes! Fue una fiesta que manifestó la alegría del Evangelio acogido por esa cultura; una alegría fertilizada por los sacrificios de muchos misioneros, de muchos catequistas y padres cristianos”.

La presencia en casi todos los actos de jóvenes de otras religiones ha sido para Francisco “un signo de esperanza para Bangladesh, Asia y el mundo”.


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