La Fundación Populorum Progressio fue creada por Juan Pablo II en 1992 para apoyar a las poblaciones indígenas, campesinas y afrodescendientes de América Latina. Cada año financia proyectos para favorecer el desarrollo integral de las comunidades más pobres: en estos 25 años, han invertido casi 41 millones de dólares (más de 35 millones de euros) en unos 4.300 proyectos, gracias a las aportaciones sobre todo de los católicos italianos, canalizada a través de su Conferencia Episcopal, así como otras personas y organismos eclesiales.
Actualmente la Fundación forma parte de la misión pastoral del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y precisamente en su 25º aniversario, esta semana han estado en Roma celebrando una conferencia para deliberar sobre la financiación de proyectos para 2018 y para reflexionar sobre diversos asuntos relacionados con el Sínodo para la Amazonía que se celebrará en 2019.
Aprovechando la circunstancia de esta reunión, el papa Francisco envió una carta el miércoles 13 de diciembre al presidente de la Fundación y prefecto del Dicasterio, el cardenal ghanés Peter K. A. Turkson, para agradecerles su tarea y animarles a que no aflojen en sus esfuerzos: “La situación de Latinoamérica requiere un compromiso más firme, a fin de mejorar las condiciones de vida de todos, sin excluir a nadie, luchando asimismo contra las injusticias y la corrupción“.
Francisco lamenta la “crisis económica y social actual, empeorada por el flagelo de la deuda externa que paraliza el desarrollo”, y cómo eso ha aumentado la pobreza, el desempleo y la desigualdad social, contribuyendo a “la explotación y el abuso de nuestra casa común, a un nivel que nunca antes hubiéramos imaginado”. Lo cual es más sangrante por las potencialidades que tienen los países latinoamericanos y la riqueza de sus muchos recursos, señala el Papa.
Pero “cuando un sistema económico pone en el centro solo el dios dinero se desencadenan políticas de exclusión y ya no hay lugar para el hombre ni para la mujer”, denuncia en esta carta como viene haciendo durante todo su pontificado.
Devolver la dignidad a los más pobres
Desde esta realidad, el objetivo de la Fundación Populorum Progressio cobra mayor importancia si cabe, porque “encarna en sus proyectos la opción preferencial por los más pobres”.
“Solo de este modo –considera Bergoglio– podrán volver a ser protagonistas de su propio desarrollo humano integral, recobrando su dignidad de seres humanos amados y deseados por Dios, para poder también contribuir al progreso económico y social de su país con toda la riqueza que albergan en sus corazones y en su cultura”.
“Los aliento en su labor en favor del desarrollo humano integral y del bien común en nuestro continente americano, para que la colaboración entre todos contribuya a crear un mundo cada vez más justo y más humano, que vea el rostro de Cristo en cada hermano y hermana de las poblaciones más marginadas de Latinoamérica, siguiendo el ejemplo que nos dejó santa Teresa de Calcuta”, finaliza la misiva papal.