17 de diciembre de 1936. Nace en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hijo de dos emigrantes piamonteses. Hijo de un empleado de ferrocarril, Mario Bergoglio, y de Regina Sivori, encargada de la educación de los cinco hijos. El contacto con su abuela, Rosa Vasallo, influirá decisivamente en su vida. Fue bautizado unos días después, el 25 de diciembre en la basílica María Auxiliadora y San Carlos en el barrio bonaerense de Almagro.
21 de septiembre de 1953. “Tenía casi 17 años. Era el Día del Estudiante, que para nosotros es el comienzo de la primavera. Antes de ir a la fiesta, pasé por la parroquia. Me encontré con un sacerdote que no conocía y sentí la necesidad de confesarme”. Después de esa confesión decidió que algo debería cambiar en su vida, y tres años después entró en los jesuitas. Antes, el joven Bergoglio estudió en el colegio salesiano Don Bosco de la localidad de Ramos Mejía. Posteriormente, estudió en la escuela industrial Hipólito Yrigoyen, donde se diplomó como técnico químico. Durante unos meses trabajó en un laboratorio de productos alimentarios.
11 de marzo de 1958. En esta fecha ingresa en el noviciado de los jesuitas. Completó sus estudios humanísticos en Chile y, en 1963, regresó Argentina, donde se licenció en filosofía. Fue profesor en diferentes colegios jesuitas y, de 1967 a 1970, estudió teología en el Colegio San José, el Colegio Máximo. A este Colegio Máximo volverá en varias ocasiones más como director, dejando una impronta en los teólogos que se forman en esos años.
13 de diciembre de 1969. Recibió la ordenación sacerdotal de manos del arzobispo Ramón José Castellano. El proceso formativo típico de los jesuitas le trae, entre 1970 y 1971, a Alcalá de Henares, y el 22 de abril de 1973 emitió la profesión perpetua.
31 de julio de 1973. Fue elegido provincial de los jesuitas de Argentina, tarea que desempeñó durante seis años. Vivirá los años difíciles de la dictadura militar de Videla, en la que muchos jesuitas están bajo sospecha por su compromiso social. Los casos más sonados son los protagonizados por Orlando Yorio y Franz Jalics, que son raptados, torturados y liberados después de casi seis meses. Tras la tensión de estos años, en marzo de 1986 se traslada a Alemania para ultimar la tesis doctoral. Poco después, vuelve a Argentina.
27 de junio de 1992. A los 55 años, Bergoglio es ordenado obispo en la catedral de Buenos Aires y, como lema, elige “Miserando atque eligendo”. Antes había sido colaborador del cardenal Antonio Quarracino. Tras la muerte de este, el 28 de febrero de 1998, es designado nuevo arzobispo de la diócesis primada de Argentina. Busca crear comunidades abiertas y fraternas, dispuestas a acoger a los más pobres y necesitados. Por ello, desde el principio no es difícil encontrarle apoyando a los curas de las “villas miseria” o denunciando enérgicamente las consecuencias de la dramática crisis económica que devastó el país en 2001.
13 de marzo de 2013. Al segundo día del cónclave, tras la renuncia de Benedicto XVI, es elegido el papa número 266. Es el primer papa americano, el primer jesuita en la sede de Pedro y el primer papa no europeo desde el año 741. Ya en el cónclave de 2005 se había quedado a las puertas. “Parece que mis hermanos cardenales han ido a buscarlo casi al fin del mundo”, bromeaba en su primera aparición en la plaza de San Pedro.
13 de abril de 2013. Francisco, siguiendo las indicaciones de las reuniones previas al cónclave, establece un consejo de cardenales de diferentes partes del mundo con el encargo de materializar una reforma integral de la Curia Romana. A los ocho iniciales se sumará el nuevo Secretario de Estado nombrado por Bergoglio, el cardenal italiano Pietro Parolin. Las reformas de algunos protocolos y dicasterios son los primeros frutos de este nuevo órgano.
26 de noviembre de 2013. Concluido el Año de la Fe, Francisco ofrece su brújula de actuación en lo que se refiere a la acción pastoral de la Iglesia con la exhortación “Evangelii gaudium”, la “alegría del Evangelio”, donde se cristalizan ideas tan bergoglianas como la “Iglesia en salida” o la “Iglesia como hospital de campaña”.
24 de mayo de 2015. Francisco, que había elegido el nombre del santo de Asís por su llamada a la cercanía con los más pobres, toma del él el título para una encíclica –Laudato si’– y también la preocupación ecológica. Aunque, técnicamente, su primera encíclica es Lumen fidei (29 de junio de 2013), esta recoge “a cuatro manos” una obra incompleta de Benedicto XVI. El documento y las actuaciones papales al respecto han sido un espaldarazo a la preocupación ecológica ante los más escépticos –ya sean políticos, líderes religiosos o ciudadanos de a pie–.