Este domingo, tercero de Adviento y en el que Francisco celebra su 81 cumpleaños, el Papa se ha asomado a la ventana del palacio apostólico como todos los domingos para rezar el ángelus con los presentes. En la plaza, muchos fieles llevaban carteles con las palabras “felicidades Santidad” en italiano. En el discurso que precede a la oración, ha recordado que este día es conocido como el “Domingo de la Alegría”.
“En los últimos domingos –ha comenzado–, la liturgia subrayó lo que significa estar en actitud vigilante y preparar el camino del Señor (…) Este domingo, la liturgia nos invita a captar el espíritu de alegría con el que tiene lugar este proceso. San Pablo propone asumir tres actitudes: alegría constante, oración perseverante y acción de gracias continua”.
Alegría constante
Francisco ha explicado que la alegría constante consiste en estar siempre contento, como exhorta a hacer Pablo en la carta a los Tesalonicenses. “Incluso cuando las cosas vayan mal –ha dicho el Papa–, a menudo la realidad que nos rodea parece ser un lugar inhóspito y árido, similar al desierto en el que sonó la voz de Juan el Bautista (…) Pero las palabras del Bautista revelan que nuestra alegría descansa en la certeza de que este desierto está habitado por Jesús“. Además, el Papa ha recalcado que Jesús viene al mundo expresamente “para devolvernos la dignidad y la libertad de los hijos de Dios”.
Oración y gratitud
El Papa ha señalado que esta alegría constante se apoya directamente sobre la oración perseverante: “A través de la oración, podemos entrar en una relación estable con Dios, que es la fuente de la verdadera alegría. La alegría del cristiano proviene de la fe y del encuentro con Jesucristo, la razón de nuestra felicidad. Cuanto más enraizados estamos en Cristo, más encontramos la serenidad interior”.
Finalmente, san Pablo propone el continuo rendimiento de gracias, es decir, el Amor agradecido de Dios. “Él es verdaderamente generoso con nosotros, y estamos invitados a reconocer siempre sus beneficios, su amor misericordioso, su paciencia. y la bondad, viviendo así en una acción de gracias incesante”, ha finalizado el Papa.
Tras el ángelus, se ha unido a la oración de los obispos de Nigeria para la liberación de las seis monjas secuestradas hace un mes en Iguoriakhi. Antes de retirarse, ha podido escuchar a todos los presentes coreando su nombre a modo de felicitación, a lo que ha respondido con un “muchas gracias”.
Bendición de los niños
Francisco ha recibido esta mañana en audiencia a un grupo de niños, como es tradición en este domingo, procedentes del Dispensario pediátrico Santa Marta. En la audiencia, muy desenfadada, el Papa ha alabado la alegría de los niños, de la que ha dicho que “es un tesoro (…) y debemos hacer todo lo posible para que continúen siendo alegres, porque la alegría es como la tierra fértil”.
En primer lugar, el Papa ha pedido que los padres que “no se peleen delante de los niños, porque los hacen sufrir”. Como segundo consejo, ha pedido que los niños que “hablen con sus abuelos, porque tienen memoria y raíces, y se las transmiten a los niños“.
Francisco ha preguntado a los niños presentes si hablan con sus abuelos, y qué les parece: “¿Son aburridos?”, les inquirió. “Nos hacen muchos regalos”, ha respondido un pequeño. “Porque no son aburridos, ¡son buenos!“, ha dicho el Papa. Finalmente, ha brindado un tercer consejo a los padres: “Enseñad a los niños a rezar, a hablar con Dios”.
Tras el encuentro, los alrededor de 2.500 niños han escuchado de nuevo al Papa en una zona reservada de la plaza de san Pedro durante el ángelus.