España

Omella: “Los catalanes son muy buena gente”





Cuando quedan tan solo unos días para que los catalanes acudan a las urnas y el debate sobre la catalanofobia se hace latente en muchos foros, el cardenal arzobispo de Barcelona, ha echado mano de su simpatía para rebajar tensiones.

“A todos los que os habéis interesado por cómo me va en Cataluña, os digo que los catalanes son muy buena gente, no miréis tanto la televisión que solamente saca lo malo”, explicó con buen humor esta mañana Juan José Omella a sus antiguos diocesanos. Y es que, el cardenal ha presidido hoy la misa en honor a la Virgen de la Esperanza, patrona de Logroño.

Así, Omella reconoció que en “en una diócesis con casi tres millones de personas, los problemas se complican y se multiplican”. A pesar de ello, reivindicó que “las dificultades no deben ser nunca motivo de desánimo, sino una ocasión para encontrar caminos de trabajo y de ilusión”.

Esta actitud es la que le llevó a recordar a los feligreses riojanos la experiencia vital que supuso para él los días posteriores a los atentados de Barcelona y Cambrils. A partir de ahí hizo un llamamiento a quienes le escuchaban en la homilía: “Nos tenemos que comprometer a trabajar por la paz, creemos en el ser humano y debemos creer que es posible vivir en paz y libertad, debemos persistir en “este empeño”.

Subrayó además que “la paz es más que la ausencia de guerra y conflictos”, ya que supone “poner amor ante la ofensa, unión ante la discordia, verdad ante la mentira, esperanza ante la desesperación, luz ante las tinieblas, alegría ante la tristeza”.

Con esa misma naturalidad se dirigió a quienes hasta hace dos años eran sus vecinos: “Tengo la sensación de que no ha pasado el tiempo”, expresó en una eucaristía que estuvo concelebrada por el obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, Carlos Escribano y de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea.

La Iglesia de Santa Anna, refugio de los “sin papeles”

Permanecen en la iglesia barcelonesa de Santa Anna desde el pasado sábado, con el respaldo del párroco. Cuando las manifestaciones y movilizaciones varias que se dan en los últimos meses en Barcelona cuentan con un tinte bien distinto, un grupo de cristianos han decidido poner voz a quienes no suponen para ningún partido una apuesta electora, porque no tienen derecho a voto: los migrantes indocumentados.

Son varias decenas de personas que permanecerán en el interior del templo durante una semana para demandar un empadronamiento sin restricción para los “sin papeles” además de denunciar la situación de racismo y discriminación velada y explícita que viven. Bajo el lema “papeles para todos”, desde la parroquia han lanzado un reto a los candidatos al Parlament: acercarse por allí para presentar sus propuestas en materia de inmigración y refugiados. Por ahora, su llamamiento es voz que clama en el desierto.

Los anglicanos estrenan obispa en Londres

Desde que hace tres años, la Iglesia Anglicana diera su visto bueno para que las mujeres pudieran asumir responsabilidades en el organigrama clerical, el ascenso ha sido imparable. Tanto es así, que por primera vez una mujer asume la que sería la tercera plaza más importante en la Iglesia de Inglaterra.

Sarah Mullally es la primera obispa de Londres, recogiendo así el testigo del prelado Richard Chartes. Enfermera de profesión, tiene 55 años y es madre de dos hijos. Hace dieciséis años dejó su trabajo para volcarse en su vocación religiosa, estudió teología y fue ordenada diacona en 2001. En 2015 fue consagrada como obispa de Crediton y ya  entonces pasó a la historia como la primera mujer en ordenar sacerdotes de la Iglesia Anglicana.

“A menudo me preguntan cómo me siento por haber tenido dos carreras diferentes. Prefiero pensar que lo que he tenido siempre es una vocación: seguir a Jesucristo, conocerle y hacer que sea conocido, buscando la compasión al servicio de los otros, sea como enfermera, como sacerdote o ahora como obispa”, ha explicado Mulally tras asumir su nueva responsabilidad.

 

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