El lunes 18 de diciembre por la mañana el Papa mantuvo un encuentro por videoconferencia con varios estudiantes de la universidad católica Sofía de Tokyo. Como suele pasar en este tipo de encuentros, ha consistido en un intercambio de preguntas en lugar de un discurso por parte del Pontifice.
La primera en preguntar fue una estudiante de teología bautizada recientemente, que preguntó al Papa “cuál ha sido su alegría más grande”. Francisco primero le dijo que “las mujeres que estudian Teología pueden llegar a un conocimiento mucho más profundo que los hombres que estudian lo mismo”. Después llegó su respuesta: lo que más alegría le da es encontrarse con enfermos, ancianos y niños.
Educación y religión al servicio del prójimo
Francisco ha recordado a otro estudiante que le ha preguntado sobre la carrera universitaria que la educación debe “ser un crecimiento armonioso de la persona mediante tres lenguajes, el del intelecto, el del corazón y el de las manos”. También ha advertido que una educación que no cuida el servicio a los demás es una educación fallida, y resulta hasta peligrosa.
En su línea habitual, el Pontífice ha pedido a estos jóvenes que no rechacen sus raíces, y les ha exhortado a conversar con los ancianos y favorecer el diálogo entre generaciones. Les ha explicado que los jóvenes “no debéis estar quietos, tenéis que estar en movimiento hacia una promesa, pero teniendo presentes vuestras raíces y afrontando los desafíos del ahora”.
Los fundamentalistas no son religiosos
Al ser preguntado acerca de la importancia de la religión, el Papa ha señalado que todas las religiones nos hacen crecer. Sin embargo, ha apuntado que una persona que dice creer pero no crece personalmente y no está al servicio de los demás, “no es religiosa, es un idólatra que busca su propio beneficio”.
Ha añadido que todas las religiones ayudan a trascenderse a uno mismo mientras te pone al servicio del prójimo, y por ello normalmente los fundamentalistas no son verdaderamente religiosos, aunque lo digan, porque no viven de esta forma.
El Pontífice también ha lamentado que haya personas que pongan el dinero por encima de todo sacrificando todo lo demás, y ha asegurado que esta mentalidad irresponsable y codiciosa provoca problemas mucho más graves de lo que parece, como el aumento de la pobreza o el calentamiento global. Respecto a este último tema se ha mostrado muy preocupado y ha pedido “ser responsables con nuestro planeta, cesar las actividades que lo destruyen, como la deforestación del Amazonas”.
No se puede rechazar a los refugiados
En cuanto a los refugiados, Francisco ha reiterado que no se puede rechazar a una persona que huye de la guerra o el hambre, y ha vuelto a recalcar que acoger a los refugiados no es meterles en campos o guetos, sino ayudar a su integración mediante educación y empleos.
Si bien también ha apuntado que los migrantes deben respetar las leyes y costumbres de los países a lo que van.
Prefiere no mirarse al espejo
Lejos de ceñirse a las preguntas menos personales, el Papa ha reconocido que no le gusta mirarse al espejo para no caer en la vanidad. Al contrario, ha recomendado mirarse a uno mismo y pensar en qué hemos hecho mal, “reconozcamos que solamente somos pobres pecadores y que Dios nos quiere aún así”. Ha señalado que esta certeza le hace muy feliz.
Finalmente, ha agradecido el rato a sus interlocutores y ha alabado la cultura japonesa y la fuerza de su gente, expresando su sincero deseo de visitar el país del Sol Naciente.