El templo de San Francisco, en la plaza de Castro fue la sede de la asamblea para constituir la Corporación Chiloé Patrimonio. Con el objetivo de promover e impulsar la preservación y conservación del patrimonio del archipiélago, asume en particular el cuidado de las 16 iglesias que constituyen el Sitio Patrimonio Mundial Iglesias de Chiloé, declarado como tal por la UNESCO el año 2.000. La Corporación también toma a su cargo la protección del Sistema Ingenioso de Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), reconocido como tal por la FAO; y la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP).
Para llegar a este acto fue necesario alcanzar consenso entre las decenas de organizaciones convocadas hace más de un año a integrar la Mesa Técnica en la que se comprometieron a definir una manera de actuar sólida y eficaz, la que finalmente les llevó al acuerdo de constituir este instrumento jurídico que permite actuar en representación de todos para alcanzar su objetivo.
Trabajo en minga
Sin embargo, en estos meses la tarea no fue fácil. Era necesario alcanzar esos acuerdos aunando intereses diversos y miradas distintas. Fue el estilo propio del trabajo comunitario en Chiloé el que hizo posible lograr este buen resultado. Es el trabajo en minga, esa manera solidaria, dialógica y participativa de trabajo conjunto con raíces precolombinas presente en muchos pueblos originarios de América Latina y que, en este archipiélago, sigue siendo habitual.
Para los asistentes al acto de constitución de la Corporación en la iglesia de Castro actuar en minga es común y lo aplican también ahora cuando se trata de una minga con alcance provincial. Muchos de los asistentes se integraron como socios fundadores de la Corporación, como es el caso del Director nacional de Bibliotecas, Archivos y Museos, Ángel Cabezas, y la Secretaria ejecutiva del Consejo de Monumentos Nacionales, Ana Paz Cárdenas, quienes vinieron desde Santiago. Otros fundadores son el Gobernador Provincial, René Garcés; el obispo de Ancud Juan María Agurto y su antecesor, Juan Luis Ysern; también los tres caciques huilliches que lideran las tres asociaciones en las que se agrupa la población indígena del archipiélago; directivos de instituciones técnicas y varios otros representantes de organizaciones locales.
Juan Luis Ysern, obispo emérito de Ancud, ha sido uno de los activos impulsores de esta iniciativa. “Para mí esto es ver cumplido un sueño. Siempre anhelé que el espíritu de minga, tan hermoso y tan propio de este pueblo, fuera el que se hiciera cargo de la conservación de este patrimonio”, expresó quien fuera obispo por más de 30 años en esta diócesis.
Por su parte, Ángel Cabezas expresó: “Esto es lo más valioso que estamos rescatando hoy en este acto. El patrimonio más valioso es vivir juntos, respetando la diversidad y las creencias. Esta es la fuerza de las comunidades cristianas de Chiloé que, junto con las comunidades huilliches, son un ejemplo a nivel nacional y es lo que hoy estamos rescatando”. Y agregó: “ese es el patrimonio más valioso de toda sociedad: vivir en comunidad de manera feliz, creativa y respetuosa. Las iglesias de Chiloé son expresión material de ese patrimonio inmaterial”, afirmó.
Patrimonio en peligro
La presencia de estas autoridades refleja la importancia del acto con el cual se abre la posibilidad de intervenir de manera más eficaz y apropiada frente a la necesidad de conservar y restaurar las iglesias reconocidas como patrimonio de la humanidad, además de actuar en defensa del Sitio Patrimonial en conjunto, amenazado por el desarrollo urbano, como ha sido la controvertida construcción del Mall en Castro.
Un informe elaborado el año 2014 por la Unesco concluyó que la construcción del Mall Paseo Chiloé en Castro generó un “impacto negativo” en la Iglesia de San Francisco, una de las 16 que son Patrimonio de la Humanidad en la isla, afectando su “valor universal excepcional”. El informe exige que Chile adopte medidas para mejorar la situación del templo, para evitar que se considere “la posible inscripción del bien (iglesia de San Francisco) en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro”.
La construcción de este majestuoso templo de San Francisco se inició en 1910 y concluyó en 1912, siguiendo el diseño del arquitecto italiano Eduardo Provasoli, lo que es una excepción en el archipiélago ya que los diseños son obra de los mismos constructores, casi siempre la misma comunidad del lugar en que se levantan. En su construcción, los carpinteros del lugar emplearon maderas de la zona, tales como: alerce, ciprés, coigüe y otras llamadas en Chiloé “coloradas”. Los interiores son de raulí y olivillo. Se impone frente a la plaza de Castro con sus 1.404 m2., sus 52 metros de largo, 25 metros de ancho y 16 metros de alto, con una cúpula sobre el presbiterio de 32 m y la altitud de sus torres de 42 m.
Es tal vez la más destacada obra de la llamada “Escuela chilota de arquitectura en madera” a la que también pertenecen las otras 15 iglesias patrimonio de la humanidad y las más de 70 existentes en el archipiélago. San Francisco fue declarado Monumento histórico nacional en 1979 y Patrimonio de la Humanidad, por la UNESCO, en noviembre del 2.000.
Estos templos son obra de la propia comunidad la que además se hace cargo de su mantención y cuidado. En muchos casos aún subsisten las funciones que los jesuitas, en sus ‘misiones circulares’, asignaban a laicos para continuar animando la vida religiosa de la comunidad: los ‘fiscales’ y los ‘patrones’, a cargo de los templos.
Esta importante participación de las comunidades se hace presente ahora en esta nueva Corporación Chiloé Patrimonio, que prolonga el espíritu de minga en este nuevo desafío.