La Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona ha ejecutado varias medidas prácticas para “reforzar la seguridad de los visitantes y de los propios trabajadores” del templo, en palabras de Xavier Martínez, director general de la Fundación que administra y gestiona el proyecto de construcción de la obra de Gaudí.
Así, en una rueda de prensa celebrada ayer 3 de enero en Barcelona, informó de que se acaban de instalar diez escáneres y arcos de detección de metales en la entrada del templo. Estos dispositivos, que funcionan desde el día 1 y son similares a los que hay en los aeropuertos, son la última actuación contemplada en un plan de seguridad estratégico que se lleva gestando desde hace un año, en colaboración con los Mossos d’Esquadra.
Sus responsables han asegurado que la instalación de estos aparatos “no se debe a los atentados de verano” en Barcelona y Cambrils ni al terrorismo yihadista. No obstante, con aquellos ataques el ISIS dejó bien claro que España es uno de sus principales objetivos, y especialmente los lugares monumentales o más concurridos. De hecho, durante la investigación policial se descubrió que las bombonas de gas y material explosivo que destrozaron un chalet en Alcanar unos días antes no tenían otro objetivo que la Sagrada Familia un icono religioso y cultural a nivel internacional.
A la vista de esta amenaza, tanto las fuerzas de seguridad del Estado como los cabildos de varias catedrales en España han decidido reforzar las medidas de seguridad ya existentes alrededor de los principales templos españoles, incluyendo cierres de accesos, bolardos, arcos de seguridad y registros.
La Basílica-Catedral del Pilar de Zaragoza ha sido la última en aumentar las medidas de protección con el cierre de varias entradas. Solo se puede acceder a través de las puertas de la plaza del Pilar y la salida será única, en el Paseo Echegaray Caballero.
Además todas las puertas contarán con vigilantes de seguridad que podrán realizar los registros que consideren oportunos, y cuyas indicaciones en el interior del templo deberán ser obedecidas por los visitantes.
Definitivamente esta es una de las más fuertes en cuanto a seguridad debido a que es un destino de peregrinación a nivel mundial, lo que se traduce en un gran número de visitantes durante prácticamente todo el año.
Sin embargo en agosto, visto el modus operandi de los terroristas, se instalaron bolardos en varios accesos a la plaza del Obradoiro, obstáculos temporales que serán sustituidos por otros móviles.
Además la Delegación de Gobierno decidió aumentar la presencia policial, tanto de Policía Nacional como Local, en puntos sensibles de la capital, entre los que destaca obviamente por su importancia turística y religiosa la Catedral.
Hay que tener en cuenta que el valor artístico de la Catedral de Córdoba convierte a la misma en uno de los edificios más valiosos de España, por lo que el aumento de seguridad no ha sido tan grande. Esto se debe a que ya era el punto más vigilado de la ciudad antes de los atentados. Aun así, se han instalado grandes maceteros con palmeras en las inmediaciones de la Catedral-Mezquita, especialmente en el puente romano. Asimismo se ha incrementado la presencia policial, como en el resto de ciudades.
La línea general de las nuevas medidas es por lo tanto impedir el paso de potenciales vehículos terroristas, a la vista de que es la técnica que más han utilizado los yihadistas en los últimos años, como por ejemplo en Londres, Niza o Berlín.