Las fiestas terminaron y todo parece volver a la normalidad. En el hemisferio sur, hay programadas vacaciones en casi todas las casas. Una alternativa posible es vivir estos días como una experiencia más de fe.
Es verano y el período vacacional está en todo su esplendor. Algunos están ya disfrutando de sus vacaciones en el mar o en la montaña, mientras que otros cuentan los días que faltan para el merecido descanso.
Estamos en otra sintonía de tiempo: tenemos menos obligaciones, más tiempo para dormir, para leer, para pasear, para estar en familia, para hacer todo aquello que hemos soñado y nunca pudimos empezar. Un mayor tiempo para uno mismo.
Sin embargo, y sin que nadie las obligue, miles de personas –silenciosamente- han tomado otra opción: utilizar estos días para fines solidarios, de servicio y de mayor contacto con Dios y los hermanos.
En las distintas diócesis, muchísimos grupos juveniles se han organizado durante todo el año para la misión. No solamente para recaudar fondos, sino que espiritualmente se han dispuesto para llevar a Dios a aquellos hermanos que están alejados y con pocas posibilidades de acercarse. Desde los cuatro puntos cardinales, se prepararon para compartir la fe con las familias, acompañar los sacramentos, recrear y dar catequesis a los niños, realizar tareas sociales (pintar casas, entregar medicamentos, compartir con los abuelos). La prioridad ser signo de esperanza y luz, y llevar la Palabra de Dios.
Alrededor de 150 jóvenes durante estos primeros días de enero, están coordinando este espectáculo de luz, sonido e imagen, que ya lleva 30 años ininterrumpidos de realización. Hoy comienza “Navidad junto al Lago”, un esfuerzo en el que trabajan voluntarios para que los espectadores sean los verdaderos protagonistas de la vida y la obra de Jesús.
Y siguen las procesiones. Desde el 2 de enero, algunos fieles están caminando para unir el Santuario de la Virgen de San Nicolás (Buenos Aires) con el del Cura Brochero (Córdoba). La peregrinación abarca 640 km, y pretende ser una experiencia profunda de oración y de crecimiento personal con Jesús. Allí mismo se realizará, a fines de enero, la semana Brocheriana.
Otros grupos disponen de este tiempo para la formación: sus dirigentes aprovechan charlas y cursos, a la vez que planean el año de trabajo pastoral: el MJS (movimiento juvenil salesiano), la Acción Católica, los Scouts a través de sus campamentos, entre otros.
Y hasta se crean nuevas actividades pastorales. En este caso, la diócesis de Mar del Plata a través de la Pastoral del “Surf” convocó al primer encuentro “Aloha” para descubrir y redescubrir a Dios en un escenario muy parecido al que vivió Jesús. Se trata de una vivencia, alejada de la rutina, que enriquece personal y comunitariamente.
Este año también será especial para muchos argentinos. El Papa Francisco estará de visita pastoral en Perú y Chile. Por la cercanía, grupos y familias argentinas cruzarán la cordillera para ir a ver y escuchar al Santo Padre en las celebraciones eucarísticas.
Así “gastarán sus vacaciones” muchos fieles. Es una constante que se repite cada verano, pero también una elección para recrear más coherentemente el binomio fe-vida.