Como cada año, el papa Francisco ha presidido esta mañana de Reyes, hoy sábado 6 de enero, la Misa de la Solemnidad de la Epifanía del Señor desde el Altar Mayor de la Basílica de san Pedro, en Roma. Además ha anunciado el día de Pascua, que este año se celebrará el 1 de abril.
La homilía del Pontífice durante la Solemnidad ha girado, como no podía ser de otra manera, en torno a los Reyes Magos. Concretamente ha reflexionado acerca de tres puntos sobre ellos, quienes vieron la estrella, caminaron y ofrecieron regalos.
Ver la estrella
Este es el punto de partida pero “¿por qué sólo ellos la vieron?”, se ha preguntado el Papa. “Tal vez porque pocas personas habían mirado hacia el cielo. De hecho, a menudo en la vida nos contentamos con mirar al suelo: la salud, algo de dinero y un poco de diversión son suficientes”, ha lamentado. Los Reyes nos recuerdan que para vivir de verdad necesitamos mantener la mirada en alto, buscar un objetivo elevado.
Sin embargo, Francisco ha recordado que “entre muchos que verían su estrella, los demás no la siguieron ¿Por qué? Quizás porque no era una estrella llamativa, que brillaba más que otras (…). La estrella de Jesús no ciega, no aturde, sino que invita suavemente”.
El Papa ha explicado que hay muchas estrellas distintas, muy brillantes o atractivas, pero que no guían el camino. El dinero, la carrera, el placer, son “estrellas fugaces, brillan por un tiempo y desaparecen”. En cambio la estrella de Jesús “te pide caminar”.
Caminar
Esto es lo segundo que hacen los Magos, y es “esencial para encontrar a Jesús”. Francisco ha asegurado de que Jesús “se deja encontrar” pero se necesita “dejar el sillón y la chimenea (…) dejar el miedo a involucrarse, la satisfacción de los sentimientos, la pereza de no pedir nada por la vida. Necesitamos arriesgarnos, simplemente para encontrarnos con un Niño”.
El Papa se ha acordado también de Herodes y los sacerdotes y escribas. Por un lado, al rey le preocupa el nacimiento de alguien que amenace su poder, y organiza reuniones y manda agentes a averiguar “pero él no se mueve, se queda en su palacio (…) tiene miedo a la novedad de Dios”.
Los escribas por otro lado conocen las Escrituras, saben dónde va a nacer Dios, pero no dan un paso hacia Belén. “Puede ser la tentación de los creyentes” ha avisado Francisco.
“Tener fe pero no desafiarse a uno mismo, hablar sin orar, quejarse sin actuar…” En contraposición a estas acciones “Los Reyes Magos hablan poco y caminan mucho. Desconocen las verdades de la fe pero están ansiosos y en camino, siempre en movimiento”.
Ofrecer
Esta es la última parte del viaje de los Magos, cuando llegan por fin al portal “y hacen como Jesús: ofrecen. Él está allí para ofrecer su vida por todos, ellos le ofrecen oro, incienso y mirra (…) Dar libremente al Señor sin esperar nada a cambio es una señal segura de haber encontrado a Jesús”.
Esto se traduce en “Hacer el bien sin cálculos, incluso si nadie nos pregunta, incluso si no nos hace ganar nada, incluso si no nos gusta”. Especialmente con los “hermanos pequeños” es decir los necesitados, los hambrientos o los pobres. “Ofrecer un regalo de bienvenida a Jesús es cuidar de una persona enferma, dedicarle tiempo a una persona difícil, ofrecer perdón a quienes nos han ofendido. Son regalos, no pueden faltar en la vida cristiana”, ha concluido Francisco.
Visita a los niños enfermos
Ayer, 5 de enero, el papa Francisco visitó a los niños ingresados en el Hospital Bambino Gesù de Palidoro, a 30 km de Roma, completamente por sorpresa. Allí pudo hablar con ellos, sus familiares y el personal del centro.
Hay alrededor de 120 niños ingresados en este hospital, y Francisco ha intercambiado algunas palabras con casi todos, con reacciones muy diversas pero siempre positivas. No es algo nuevo en el Papa visitar este tipo de lugares sin avisar, y siempre resulta un gesto conmovedor y agradable para los visitados.