Con una solemne eucaristía presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Ricardo Blázquez, se puso ayer punto y final al Año Jubilar de la Vera Cruz de Caravaca en la Basílica Menor-Santuario de la Vera Cruz. Un evento más que notable teniendo en cuenta que a lo largo del pasado año peregrinaron al templo más de 14.000 personas, el triple del anterior Jubileo.
“Caravaca de la Cruz es meta de peregrinaciones, donde los cristianos, con buen instinto evangélico, buscan al Señor crucificado y son estimulados en su seguimiento”, señaló el también arzobispo de Valladolid en una homilía en la que subrayó que “en la Cruz, Jesús ha dado muerte al odio, perdonando y otorgándonos la fuerza para perdonar”.
Este fue el punto de partida con el que Blázquez justificó la “fiesta de la fe y veneración del Lignum Crucis” vivida a lo largo de todo 2017, detallando además cómo este Año Jubilar se ha presentado como una “oportunidad para acogernos a la misericordia inagotable de Dios”, recibir la gracia del perdón y fortalecer la reconciliación entre los hombres.
Precisamente, el obispo de Cartagena explicó en un saludo inicial en la eucaristía cómo este acontecimiento del que han participado miles de peregrinos ha sido una invitación “a caminar y a confiar, a escuchar a Dios y a abrir los ojos del corazón, para sentir en la vida diaria el latir del corazón de los que les rodean, especialmente de los más necesitados”. Prueba de ello, son los cerca de 100.000 euros recaudados de limosna jubilar que se destinará a partes iguales para el Óbolo de San Pedro -se le hará llegar al Papa en febrero- y para Proyecto Hombre de Murcia.
Entre los asistentes a la ceremonia, se encontraban el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo; el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Fernando López Miras; el delegado de Gobierno, Francisco Bernabé; y el alcalde de Caravaca de la Cruz, José Moreno.
De esta manera se cerró el tercer Año Jubilar del Santuario, después de que San Juan Pablo II le otorgara el privilegio a perpetuidad en torno a la devoción de la Sagrada Reliquia, a celebrar cada siete años. Un privilegio que permite seguir lucrando las indulgencias plenarias si se peregrina en grupo a la basílica fuera de este período. “Quien quiera puede venir a la Cruz de Caravaca y encontrarse con el amor y la misericordia de Dios, porque Caravaca sigue siendo lugar de peregrinación”, matizó Lorca Planes.