Discurso al Cuerpo Diplomático 2018: el Papa clama por los derechos humanos

  • En el 70º aniversario de la Declaración Universal, “duele constatar cómo muchos derechos fundamentales están siendo todavía hoy pisoteados”, lamenta
  • Desde los conflictos regionales hasta los problemas demográficos, Francisco ha efectuado una serie de llamamientos a la comunidad internacional
  • DOCUMENTOS: Discurso del papa Francisco al Cuerpo Diplomático 2018

papa Francisco discurso al Cuerpo Diplomático 8 enero 2018

Como es costumbre, el Papa ha recibido en audiencia a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede en la mañana de hoy lunes 8 de enero para felicitarles el año nuevo y dirigirles un discurso.

En primer lugar, les ha agradecido su presencia, ha repasado brevemente los viajes apostólicos que ha realizado este año, así como los acuerdos que la Santa Sede ha firmado, especialmente aquel que firmó con la República Democrática del Congo en cuanto a relaciones Iglesia-Estado y el firmado con la Federación Rusia acerca de los viajes sin visado de los diplomáticos vaticanos.

Las conclusiones de la IGM.

Francisco ha mencionado el centenario del fin de la I Guerra Mundial, que se celebra en noviembre de este año. De este conflicto, ha asegurado, se pueden sacar dos conclusiones “que lamentablemente la humanidad no vio inmediatamente, arrastrándonos a otra guerra aún más devastadora tan solo 20 años después”.

La primera de estas advertencias es “que ganar no significa nunca humillar al rival derrotado (…). Lo que disuade de futuras agresiones no es la ley del temor, sino la fuerza de la serena sensatez que estimula el diálogo y la comprensión mutua para sanar las diferencias”.

De aquí se deriva la segunda conclusión, “la paz se consolida cuando las naciones se confrontan en un clima de igualdad” idea de la que surgió la sociedad de naciones (Que evolucionó en la ONU) “destinada a promover para todos los Estados indistintamente, grandes y pequeños, mutuas garantías de independencia e integridad territorial” es decir, la Asociación que puso las bases de la diplomacia multilateral.

Francisco ha recordado que las relaciones entre naciones, como entre personas, “comprenden la esencia de la verdad, de la justicia, de la caridad, de la libertad” de donde se deduce el principio “sagrado e inmutable” de que todas las naciones son iguales en dignidad. Así, citando la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Papa ha dicho que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”.

Los Derechos Humanos

El Obispo de Roma ha querido centrar el resto de su alocución en torno a la DUDH, aprovechando que se cumplen 70 años de su adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Ha explicado que para la Santa Sede “hablar de Derechos Humanos significa, ante todo, proponer la centralidad de la dignidad de la persona, en cuanto que ha sido querida y creada por Dios a su imagen y semejanza”.

Así, ha recordado cómo el propio Jesús enseñaba que todas las personas tienen la misma dignidad curando al leproso y al ciego, perdonando a la adúltera o deteniéndose a hablar con el publicano. Si olvidamos esta dignidad común a todos, “abrimos el camino a la propagación de la injusticia, de la desigualdad social y de la corrupción”.

Pero el Sucesor de Pedro ha recordado otro aniversario que se cumple este año, el de la llamada revolución de mayo del 68. Ha querido constatar que, especialmente por vía de los movimientos sociales de aquellos años, “la interpretación de algunos derechos ha ido progresivamente cambiando, incluyendo una multiplicidad de “nuevos derechos”, no pocas veces en contraposición entre ellos”.

Derecho a la vida

El Papa ha lamentado profundamente que después de 70 años muchos derechos fundamentales sigan siendo pisoteados, empezando por el derecho a la vida, la libertad y la inviolabilidad de la persona. No solamente en las guerras, el Papa ha subrayado la injusticia que sufren especialmente cuatro grupos generales “pienso sobre todo en los niños inocentes, descartados antes de nacer, a veces sólo porque están enfermos o por el egoísmo de los adultos. Pienso en los ancianos, también ellos tantas veces descartados, sobre todo si están enfermos, porque se les considera un peso. Pienso en las mujeres, que a menudo sufren violencias y vejaciones también en el seno de las propias familias. Pienso también en los que son víctimas de la trata de personas, que viola la prohibición de cualquier forma de esclavitud”.

El derecho a la vida, ha recordado el Pontífice, se plasma también en el derecho al acceso a la salud, por lo que ha hecho un llamamiento internacional a que “se trabaje también para favorecer en primer lugar un acceso fácil a todos los cuidados y tratamientos sanitarios” y “se adopten políticas que garanticen, a precios accesibles, el suministro de medicamentos esenciales para la supervivencia de los más necesitados”

Trabajar por la paz

El derecho a la vida implica de igual forma trabajar por la Paz, ya que sin ella “el desarrollo integral del hombre se convierte en algo inalcanzable”. El Papa ha recordado, además, que el desarrollo integral está relacionado con el desarme, ya que la proliferación de armas supone un obstáculo hacia la paz duradera. En este sentido ha elogiado el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares de las Naciones Unidas, firmado también por la Santa Sede, alcanzado el año pasado y que “demuestra que el deseo de Paz siempre está presente”.

Ha reiterado también la profunda convicción de la Santa Sede de que las diferencias entre países deben resolverse a través de la diplomacia y no con las armas, cuyo perfeccionamiento, junto con la gran cantidad de conflictos existentes, “nos hacen vivir una tercera guerra mundial a trozos“.

Ha pedido especialmente “que se sostenga todo el esfuerzo de diálogo en la península coreana para asegurar un futuro de paz al pueblo coreano”. Debido a las continuas escaladas de tensión que se dan entre el régimen de Kim Jong Un y los Estados Unidos de América.

Paz en Oriente

Asimismo, el Papa ha implorado que continúen los esfuerzos de conseguir la paz en el demasiado largo conflicto de Siria. “Espero que acabe el tiempo de destrucción y llegue el de la reconstrucción. Pero más que construir edificios es necesario reconstruir los corazones, volver a tejer la tela de la confianza mutua, premisa imprescindible para el crecimiento de cualquier sociedad”. En este sentido, además de proporcionar estructuras jurídicas, políticas y de seguridad para el desarrollo de la sociedad, ha pedido la protección de las minorías religiosas, entre las que se encuentran los cristianos sirios.

Siguiendo en la línea de la Paz en Siria, el Papa ha pedido aque se facilite el regreso de los sirios refugiados en otros países, y ha subrayado la labor de Líbano en este sentido.

Israel y Palestina: ya es hora

A raíz de la tensión entre Israel y Palestina que se ha visto aumentada en las últimas semanas, Francisco ha vuelto a pedir “que se respete el Status quo de la Ciudad Santa, sagrada para cristianos, judíos y musulmanes”. Ha reiterado su deseo de que las negociaciones entre ambos estados continúen, ya que 70 años de conflicto obligan a que se encuentre una solución política”.

No basta con indignarse ante los conflictos

En este contexto de negociaciones en lugar de violencia, el Papa se ha acordado “de la querida Venezuela” a la que ha pedido “responder sin demora a las necesidades primarias de la población” y que las elecciones previstas “sean el primer paso para resolver los conflictos existentes”.

También ha exigido a la comunidad internacional que no se olvide de los conflictos de Sudán, el Congo, Somalia, Nigeria y la República Centroafricana “en las que el derecho a la vida está amenazado por el abuso indiscriminado de los recursos, por el terrorismo, la proliferación de grupos armados y por los conflictos que perduran”. Ha advertido de que “no basta con indignarse, hay que tender puentes“. Lo mismo ha dicho acerca de la situación de Ucrania.

La importancia de la familia

El Papa también ha lamentado que hoy en día, y entre otras causas debido a la revolución del 68 ya mencionada “Se prefieran los vínculos fugaces a las familias” y ha recordado de igual manera que “desgraciadamente en Occidente se considera a la familia una institución superada“. Pero una sociedad construida sobre arena, no se tiene en pie, se necesita cimentarla en la roca “y esta roca es esa comunión de amor fiel e indisoluble que une al hombre y la mujer” Por ello ha expresado su deseo urgente de que se lleven a cabo políticas protectoras para con las familias “sin las que no se pueden construir sociedades que sean capaces de hacer frente a los desafíos del futuro” entre otras cosas, por la caída de la natalidad.

Acoger a los migrantes

“No hay que olvidar que la mayoría de los migrantes preferirían estar en su propia tierra” ha advertido Francisco. “Acoger al otro exige un compromiso concreto, una cadena de ayuda y de generosidad, una atención vigilante y comprensiva, la gestión responsable de nuevas y complejas situaciones”. De este modo ha llamado a los Estados a ser comprensivos y acoger a los inmigrantes “aunque siempre desde la prudencia” ha agradecido especialmente a los países que acogen a refugiados, como son las naciones asiáticas que ayudan en el conflicto de los rohingyás. En esta línea, también ha recordado la labor del Estado Italiano “que ha mostrado un corazón abierto y generoso, y ha sabido ofrecer también ejemplos positivos de integración”.

Ha recordado, respecto a la acogida de inmigrantes, que “La Santa Sede no tiene la intención de interferir en las decisiones que corresponden a los Estados”, pero sí cree que es su deber efectuar estos llamamientos a la solidaridad que se plasma en los cuatro principios de la última Jornada por la Paz: acoger, proteger, promover e integrar.

Derecho al Trabajo y cuidado de la Tierra

Finalmente, el papa Francisco ha recordado el derecho inalienable al trabajo de toda persona, lamentando especialmente las dificultades de los jóvenes en el ámbito laboral. Ha mostrado su desagrado con que la mentalidad de beneficio a toda costa “exista una tendencia a exigir a los trabajadores ritmos cada vez más estresantes” así como con el paso de la persona a segundo plano dejando el dinero en primer lugar. También ha tenido un recuerdo para con la explotación infantil cuya eliminación “debería ser una prioridad para los Estados”.

Antes de concluir, el Papa ha recordado a los Estados la urgencia del cuidado de nuestro planeta sobre lo que ha pedido “afrontar, con un esfuerzo colectivo, la responsabilidad de dejar a las generaciones siguientes una Tierra más bella y habitable”. En este sentido ha finalizado con una bonita metáfora “Cuidar la Tierra es como construir una catedral medieval. El constructor sabía que no va a verla terminada. Sin embargo, trabajó activamente, entendiendo que era parte de un proyecto que sus hijos disfrutarían y que ellos, a su vez, embellecerían y ampliarían para sus hijos”.

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