Acoger, proteger, promover e integrar a los emigrantes y refugiados. Así resumió Juan Antonio Ménenez, obispo de Astorga y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, la labor que debe desarrollar hoy la Iglesia, pero también los gobiernos de las naciones receptoras, para hacer frente al reto de las migraciones, que hace que hoy haya 244 millones de personas desplazadas en el mundo.
Algo que, hoy por hoy, el Gobierno español no está haciendo del todo satisfactoriamente porque, como señaló el prelado, “no ha cumplido con el cupo [de acogida refugiados] a que se había comprometido”.
Con el mismo espíritu crítico, Menéndez pidió “buscar alternativas a los centros de internamiento [CIE]”. En su opinión, “hay posibilidades mucho mejores, sobre todo cuando en estos lugares se mezclan familias, menores y personas que pueden haber cometido delitos. No es bueno para estos inmigrantes ni para nuestro país”, subrayó el obispo en la mañana de este lunes 8 de enero, en la presentación, en la sede de la Conferencia Episcopal, de la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado, que se celebra el próximo domingo 14 de enero.
Ni CIE ni cárceles
En la misma línea se pronunció la nueva secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro, en la que ha sido su primera comparecencia pública tras su nombramiento hace tres semanas: “Cáritas pide el cierre de estos centros y la búsqueda de otras alternativas”.
A preguntas de los periodistas, el responsable de Migraciones de la CEE, abundó en el tema para apuntar que “la acogida de inmigrantes ilegales en centros de este tipo no es la mejor solución, y mucho menos la de una cárcel”, señaló en alusión al centro de Archidona (Málaga), donde hace unas semanas se suicidó un inmigrante en circunstancias que se están investigado.
Corredores humanitarios, “una vieja aspiración de la CEE”
Con la misma claridad se refirió Menéndez al tema de los corredores humanitarios, algo sobre lo que se está en conversaciones, de momento infructuosas, con el Ejecutivo de Mariano Rajoy: “Es una vieja aspiración de la CEE -afirmó-, que ha propuesto la posibilidad de traer a niños, ancianos y enfermos desde países en guerra comprometiéndonos a tratarlos aquí. No hemos tenido éxito, pero seguiremos insistiendo, porque es una de las medidas más humanas para evitar las mafias y los sufrimientos que supone a estas personas tener que emigrar. Estamos permanentemente pidiendo que se puedan abrir estos corredores humanitarios para personas vulnerables”.
“No hay brotes de xenofobia”
Salvando estos aspectos, el obispo, por otra parte, hizo “una valoración positiva” de la situación de los inmigrantes en España, resaltando que, a diferencia de otros países de nuestros entorno, “no hay brotes de xenofobia”. Asimismo, ponderó que tanto las comunidades cristianas como la sociedad en general, “están siendo enriquecidas por la llegada de estos migrantes”.
En es sentido, demandó “incentivar las ayudas a la integración y a la cooperación” y trabajar conjuntamente para “evitar que los inmigrantes formen guetos y que haya brotes de racismo en la sociedad española”.
Menéndez, que aseguró que el papa Francisco “está muy bien informado de la situación de las migraciones en España”, sí que pidió al Gobierno “cuidar la frontera sur para que allí no se violen derechos y no se produzcan expulsiones sumarias colectivas, algo por lo que nuestro país ya ha sido condenado”.