A menos de dos semanas de tomar posesión de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, monseñor Rodrigo Aguilar Martínez visitó a los indígenas desplazados de Chalchihuitán, quienes pidieron su ayuda para solucionar el conflicto de tierras que tienen desde hace cuatro décadas con los pobladores del municipio de Chenalhó.
Rodrigo Aguilar, tras celebrar la Eucaristía para unas mil personas que permanecen en esta condición, escuchó sus argumentos y peticiones, sobre todo en el sentido de hablar con el gobernador del estado Manuel Velasco, para que comprenda el sufrimiento de los habitantes de Chalchihuitán y tome cartas en el asunto.
Cabe recordar que a mediados de diciembre pasado, el Tribunal Unitario Agrario falló a favor del municipio de Chenalhó, lo que obliga a los habitantes de Chalchihuitán a ceder 363 hectáreas que venían habitando desde hace más de 40 años, a causa de una mala intervención del Estado. Algunos indígenas han regresado a sus hogares pese a que el grupo armado de Chenalhó mantiene el pánico en la región, mientras que otros continúan refugiados en las montañas.
María Pérez, desplazada de Chalchihuitán, pidió justicia y llamó a las autoridades a quitar las armas al grupo de habitantes de Chenalhó que provocó el desplazamiento y continúa generando temor entre los indígenas: “llevamos días, meses, sufriendo con miedo, viviendo con miedo, enfermándonos con miedo; no tiene caso que estemos así sufriendo”.
Otro de los desplazados, Ausencio Pérez, agradeció a la Iglesia católica y al obispo Rodrigo Aguilar su visita: “Gracias a ustedes comemos, bebemos algo y soportamos el hambre”, dijo, y explicó que el grupo armado de Chenalhó le quemó la casa a su familia y le destruyó parte de sus cosechas, por lo que se quedaron sin nada.
De igual forma, pidió al nuevo Obispo de San Cristóbal de las Casas hacerle llegar al gobernador Velasco su mensaje de auxilio, para que solucione este conflicto, “porque estamos sufriendo bastante. Que haya encarcelamiento de los paramilitares, que haya justicia y seguridad”.
Por su parte, monseñor Rodrigo Aguilar reconoció el sufrir de los desplazados, quienes están viviendo “con techos y paredes de hule”, y lamentó ver a tantos niños descalzos o con ropa muy ligera, pese al frío que se siente en las montañas.
En este sentido, reconoció que sigue habiendo gente que “ayuda de corazón” a los desplazados: “vengo con un grupo de personas de distintas organizaciones, que están ofreciendo con el corazón: alimento, medicina, ropa y también tramitación en mesa de diálogo para que el problema se resuelva”.
El obispo también realizó un recorrido por la zona de Majom Mepentik, donde fueron quemadas y baleadas las casas de 11 familias de la comunidad, mismas que al día de hoy siguen viviendo en las montañas.
En Chalchihuitán continúan desplazadas más de mil personas, luego de que el pasado 2 de enero retornaran a sus viviendas cerca de cuatro mil indígenas, después de 75 días de vivir a la intemperie.
El obispo Rodrigo Aguilar asumió la diócesis el pasado 3 de enero en sustitución de Felipe Arizmendi Esquivel, y se ha dado a la tarea de conocer el conflicto a fondo; en tanto que a finales de diciembre, Fortino Vázquez Pérez tomó protesta como comisionado especial para resolver el conflicto entre Chalchihuitán y Chenalhó por instrucción del gobernador Velasco Coello, sin que hasta el momento haya una solución.