Tras su etapa chilena, el papa Francisco ha llegado al Perú al filo de las 17:00 horas (23:00 hora española) de hoy jueves 18 de enero.
En el aeropuerto de Lima le esperaban el presidente Pedro Pablo Kuczynski, que le acompañará tanto en sus actos en la capital como en Puerto Maldonado y Trujillo. El deseo del político expresado por él mismo en redes sociales es el de todo el pueblo peruano: “Escuchar su mensaje a favor de la paz, el diálogo y el entendimiento. Recibimos con alegría y devoción al papa Francisco, amigo del Perú y mensajero de la paz y la esperanza. Gracias por venir a esta tierra milenaria, de grandes culturas y mil valles”.
Tras una ceremonia muy breve, Francisco recorrió las calles de Lima primero en vehículo cerrado y luego en papamóvil; miles de personas habían salido a la calle para saludarle y agradecerle su presencia. Él les correspondió con la bendición que les impartió en la puerta de la Nunciatura Apostólica, que será su residencia durante estos días.
El diario ‘El Comercio’, el más difundido y prestigioso del Perú, le ha dedicado a la llegada del Papa 15 páginas y un suplemento especial. En este vasto material informativo destaca una entrevista con José Ignacio Bergoglio, sobrino carnal del Pontífice, donde responde a la pregunta de por qué su tío no viaja a su país natal. “El mundo –dice– tiene más de doscientos países. Ahí está la respuesta. El resto son conjeturas. Cuando hablo con él me dice que echa de menos, pero que hoy le están necesitando en otras partes… En Argentina lo tuvimos 75 años y no fuimos capaces de escucharlo. Ahora esperémoslo. Él va a venir”.
Muy por detrás de su colega, ‘La República’, el más izquierdosos de los periódicos que se publican aquí, recoge en su portada tres grandes fotos de Bergoglio en el limítrofe Chile y por encima asegura que el Papa “dedica misa a víctimas de la dictadura de Pinochet” y titula con grandes caracteres esta frase papal: “Que los jóvenes nos interpelen”.
Son dos pruebas irrefutables de que, al cabo de 30 años, una nueva visita del Obispo de Roma al país andino suscita renovados entusiasmos que se manifestarán en el altísimo número de personas que van a aclamarle estos días a su paso por las engalanadas calles de Lima, Puerto Maldonado y Trujillo.
Si comparamos el clima que aquí reinaba en las horas previas a su llegada con el que ha caracterizado su visita a Chile es justo señalar una enorme diferencia.
Cosa, por otra parte, nada extraña, ya que la patria de Gabriela Mistral y de Pablo Neruda es el país latinoamericano con mayor porcentaje de personas que se declaran no religiosas, agnósticas o ateas (en torno a un 37%), mientras que en Perú siguen confesándose católicos casi el 75%, cifra inferior a la registrada hace diez años, que oscilaba en torno al 85%.
Como en Chile, también en Perú Francisco va a insistir en su llamada a revitalizar la fe, a fortalecer la reconciliación entre sus ciudadanos (hoy muy divididos por el indulto concedido al expresidente Alberto Fujimori); y no faltarán unas palabras pidiendo perdón por el escándalo de los abusos sexuales, al que ha puesto recientemente coto ordenando el comisariamento del Sodalicio de Vida Cristiana fundado en 1969 por Luis Fernando Figari; los abusos y violencias de todo tipo detectadas en estos años fueron denunciados por el libro ‘Mitad monjes, mitad soldados’ escrito Pedro Salinas (que abandonó el SVC) y Paola Ugaz.
Después de pernoctar hoy en Lima, Francisco viaja el viernes 19 a primeras horas de la mañana a Puerto Maldonado, una pequeña ciudad amazónica, capital de la biodiversidad del Perú y punto de partida para visitar las inmensas riquezas de la Amazonía peruana.
En el coliseo deportivo Madre de Dios celebrará un encuentro con los pueblos de la Amazonía (se espera que lleguen núcleos indígenas de Brasil y Bolivia), con cuyos representantes almorzará.
En los discursos previstos explicará las razones que le han llevado a convocar una Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos exclusivamente consagrada a los problemas de esas poblaciones indígenas y amenazadas de extinción.
A su regreso a la capital, acudirá al Palacio del Gobierno y mantendrá un solemne encuentro con el presidente Pedro Pablo Kuczynski, los miembros de su Gobierno (diezmado por las dimisiones) representantes de la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático.