La visita del papa Francisco a Chile no ha sido fácil. La católica Chile está herida por los casos de abusos acontecidos en el país. Y se lo hicieron ver al Pontífice. Nada más aterrizar, Francisco pidió perdón y confesó que siente “dolor y vergüenza”. Sin embargo, donde no cede es en la defensa del obispo Juan Barros, acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima, condenado por abusos: “No hay pruebas”, aclaró ante la pregunta de los medios.
Los reporteros chilenos buscaban una respuesta del Papa al caso del actual obispo de Osorno. Y la tuvieron ayer, 18 de enero en Iquique. Durante un segundo se le cambió el gesto al Papa y la seriedad se apoderó de su cara: “El día que me traigan una prueba, ahí voy a hablar. No hay ninguna. Todo es calumnia”. Media vuelta y al Papamóvil de nuevo.
Ha terminado la parte más dura de su viaje apostólico y el Papa ya duerme en Perú. No es mentira que los abusos han copado parte importante del viaje de Francisco a Chile. Bergoglio iba con una premisa clara: pedir perdón. Y lo hizo de forma contundente en su primer discurso: “Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”.
Reunión con víctimas
Durante su estancia en el país no dejó pasar la oportunidad de reunirse de forma privada con víctimas. “Solo el Papa y las víctimas”, según confirmó Greg Burke, el portavoz vaticano, que aseguró que el Pontífice “les ha escuchado, y ha rezado y llorado con ellos” en la sede de la Nunciatura por espacio de media hora. También enfrentó los abusos en su encuentro con sacerdotes y religiosos chilenos. Ante ellos, insistió: “Conozco el dolor que han significado estos casos y sigo con atención cuanto hacen para superar ese grave y doloroso mal. (…) Los invito a que pidamos a Dios nos dé la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón”.
No obstante, todas estas afirmaciones no son suficientes para algunas víctimas, que no entienden la presencia del obispo de Osorno en todas las celebraciones papales. Menos aún, la defensa de Bergoglio. Juan Carlos Cruz, Juan Andrés Murillo y James Hamilton, tres de las víctimas de Karadima, emitieron una declaración pública en la que rechazaron la defensa que realizó Francisco de Barros. “Lo que ha hecho el Papa es ofensivo y doloroso, y no solo con nosotros, sino contra todos quienes luchan por crear contextos menos abusivos y más éticos en lugares como la Iglesia católica”, indicaron.
Barros: “El Papa me ha dado palabras de ánimo”
Por su parte, el protagonista de la polémica, Juan Barros, ha declarado que “el Santo Padre ha sido siempre muy cariñoso conmigo”. Minutos antes de que Francisco defendiera al prelado ante los medios locales, el propio Barros solicitaba a los periodistas que lo dejaran “de molestar” con el asunto de Karadima, de quien fue discípulo.
Y añadió: “El Papa fue muy cariñoso al final de la misa (en Temuco), dándome palabras de ánimo. Las palabras específicas me las guardo en el corazón, pero fueron palabras muy lindas de apoyo, cariño… Y eso a uno, como hijo de la Iglesia, como sacerdote y obispo, lo alegra, lo fortalece”, según citaron diarios chilenos.