México es el país más peligroso para desempeñar el ministerio sacerdotal. Lo afirma categórico el Centro Católico Multimedial (CCM), cuyo director, el sacerdote paulino, Omar Sotelo Aguilar, asegura que la sociedad mexicana se encuentra ante una situación que no se puede pasar por alto, pues si bien en el país se vive una violencia generalizada, cuando se trata de asesinatos a sacerdotes o periodistas, más bien es una “violencia focalizada”.
Para el religioso, quien recientemente presentó en la Catedral de México su libro Tragedia y crisol del sacerdocio en México, el objetivo de la violencia focalizada a la que se refiere, es tratar de minimizar la labor de los sacerdotes, así como la de los periodistas, e imponer el terror sobre las comunidades.
“Lo verdaderamente preocupante en cuanto al asesinato de sacerdotes en México –explica el religioso– es que se ha desacralizado la investidura sacerdotal, de tal suerte que si ahora se mata a sacerdotes –lo cual antes era impensable–, la vida de cualquier persona corre riesgo”.
Omar Sotelo considera que lo que se está viendo en el país es un desbordamiento de la violencia contra la sociedad en general, una marca real de la descomposición social que ha afectado a diferentes sectores, incluso a políticos y empresarios.
En lo que se refiere al asesinato de sacerdotes, calificó las cifras de alarmantes: “A grandes rasgos, tenemos a un Cardenal asesinado, así como a 46 sacerdotes, un diácono, cuatro religiosos, nueve laicos y una periodista católica. De los 46 homicidios contra sacerdotes, 19 se han registrado en lo que va de la presente administración; es decir, dos más que en la administración pasada”.
Tampoco –dijo– hay que olvidar que en esta administración también ocurrieron dos casos sumamente violentos: uno en la Catedral de México, donde se acuchilló al padre Machorro, y otro en las oficinas de la Conferencia del Episcopado Mexicano; así como varios secuestros y un número bastante elevado de extorsiones y amenazas de muerte.
“A esto también se suman los casos que se han dado en los últimos días dentro de algunos templos: en Ecatepec, Ciudad de México, Guadalajara, entre otros lugares”.
Del total de homicidios contra sacerdotes que se han cometido en los últimos años, sólo el 10% ha tenido una resolución por sentencia; el 4% tiene resultados no satisfactorios, mientras que el 86% son crímenes sin resolver, señala el libro Tragedia y crisol del sacerdocio en México.
Al respecto, el padre Sotelo asegura que esto es reflejo de la gran impunidad que se vive en el país, la cual a su vez es producto de la corrupción en los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal, pues muchos organismos han sido infiltrados por miembros del crimen organizado.
A esta impunidad se suma el interés de cada vez más jóvenes por ingresar a las filas de estos grupos criminales, ante la falta de oportunidades de desarrollo y la extrema pobreza que se vive en gran parte del país: “Esos factores han sido determinantes en el crecimiento de la violencia”, dijo.
Al preguntarle sobre la novedad de su libro Tragedia y crisol del sacerdocio en México, en relación con los reportes que anualmente ofrece el CCM, el religioso explicó que estos constituyen un seguimiento puntual de lo que año con año pasa en relación con la violencia que sufren los sacerdotes, mientras que “el libro pretende ser una memoria histórica de estos hechos, pero también una aportación de la Iglesia en la búsqueda de soluciones a este flagelo”.
Explicó: “A todos los que vivimos en el México de hoy nos ha tocado vivir esta lamentable situación. Como generación, podemos agachar la cabeza y dejar que las cosas tomen su curso por sí solas, o encarar la situación. Así que podemos pasar a la historia como la generación que calló frente al asesinato de sacerdotes o como la generación que encaró y venció una situación peligrosa; creo que juntos podemos hacer algo distinto y marcar la diferencia en estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir”.
El padre Sotelo afirmó que lo que pasa en México nunca debe ser visto con normalidad: “debemos sacar la fortaleza que tenemos guardada y que muchas veces sólo aflora cuando hay una tragedia. Llevamos más de diez años sufriendo la violencia, un ‘gran terremoto’ que nos está sacudiendo, y ante el cual no podemos ser indiferentes”.
PREGUNTA. ¿A qué lo compromete esta obra?
RESPUESTA. Compromete al CCM a seguir indagando hasta clarificar cada hecho que está aquí escrito, así como a darle seguimiento a otros acontecimientos que se siguen registrando; nos compromete a seguir clamando, pidiendo y exigiendo a las autoridades que se comprometan a hacer mejor su trabajo en beneficio de aquellos a los que han jurado servir.
Finalmente, el sacerdote se refirió a la serie de cortometrajes producida por el CCM bajo el nombre de “Hermano narco”. Aseguró que las historias están en la mesa, pero debido a los costos de las producciones ha sido necesario hacer una pausa en la elaboración de los cortometrajes.
“Están ahí, sigo buscando, tocando puertas, para ver algunas productoras o personas que nos puedan ayudar para seguir con la serie; están ya por lo menos tres capítulos, cuyos guiones están terminados, pero faltan recursos; es por ello que queremos aprovechar para hacer un llamado a los productores o patrocinios que quieran echarnos la mano para seguir con esta importante labor”, concluyó el padre Omar Sotelo.