Su salida al balcón del Palacio Arzobispal de Lima vino precedida de una ovación por parte de los presentes en una de las plazas principales de capital. Desde ahí, Francisco antes de rezar el Ángelus les pidió a los jóvenes tener la valentía que tuvieron otros de esta tierra, como San Martín de Porres, a quien nada le impidió cumplir sus sueños, gastar su vida por los demás y amar como él mismo lo había experimentado del Señor.
“Era mulato, tuvo que enfrentar privaciones, y a los ojos humanos tenía todo para «perder», pero él supo confiar en el Señor que lo amaba”, recordó el Papa argentino, que rexordó. les aseguró que “el Señor no se cansará nunca de confiar”. “¿Qué tengo en mi corazón que me confió el Señor?”, les preguntó con la mirada puesta en el Sínodo de octubre.
No darse por vencido
En una clara alusión a la eliminatoria que vivió Perú para clasificar al próximo Mundial de fútbol, dijo: “Me podrán decir: pero hay veces en que confiar se vuelve muy difícil… Sentir que hay muchas situaciones que se nos vienen encima y pareciera que nos vamos quedando «fuera del mundial»; pareciera que nos van ganando”.
Desde esta parábola, el Papa les dijo que “no es así, aún en los momentos en que ya se nos viene la desclasificación: seguir confiando”. Francisco les hizo entender que “se pueden sentir que se quedan sin poder realizar el deseo de sus vidas… donde parece que se apaga la fe no se olviden que Jesús está a su lado. ¡No se den por vencidos, no pierdan la esperanza!”
La disponibilidad para seguirlo
El Papa afirmó que “Jesús quiere verlos en movimiento: a vos te quiere ver llevar adelante tus ideales y que te animes a seguir sus instrucciones”. Jorge Mario Bergoglio planteó que “Él los llevará por el camino de las bienaventuranzas, camino nada fácil pero apasionante. Un camino que hay que recorrerlo en equipo, donde cada uno puede colaborar con lo mejor de sí. Jesús cuenta contigo, como lo hizo con Santa Rosa de Lima, Santo Toribio, San Juan Macías, San Francisco Solano y tantos otros”.
A partir de ahí, interactuó con los jóvenes y les preguntó: “¿Estás dispuesto a seguirlo? ¿Hoy, mañana? ¿Y dentro de una semana? No estés tan seguro. Si querés estar dispuesto a seguirlo, pedile a Él que te prepare el corazón”.
Tras esto, Francisco les pidió hacer un poco de silencio para que cada uno mire en su corazón como es su propia vida: “Van a encontrar que por momentos hay cosas buenas y otros que no, y así todo, Jesús no se desanima de vos, y desde tu corazón decile: Gracias Jesús, porque viniste para acompañarme aún cuando estaba en las malas. Si están desanimados, los invitó a leer en la Biblia los amigos que Dios eligió, y después de enumerarles cómo eran esos personajes: Abraham, Moisés, Pedro… les confirmó”. ¿La conclusión a la que les hizo llegar el Papa? “Jesús te quiere como sos…”.
En otro juego metafórico, Francisco expresó que no podemos hacerle ‘photoshop’ a los demás, a la realidad, ni a nosotros: “Los filtros de colores y la alta definición nunca podemos aplicárselo a los amigos. Hay fotos que son muy lindas, pero están trucadas … el corazón no se puede ‘photoshopear’, porque ahí es donde se juega el amor verdadero y la felicidad”. Fue ahí cuando les lanzó una propuesta: “No te maquilles el corazón”.
En manos de María
Posteriormente pidió recurrir a María y expresarle: “Madre Querida Virgen María, mirá el amor que tengo en el corazón, es poco, es mucho, no sé si es amor”. Así, les animó: “Tengan seguro que Ella los acompañará en todos los momentos de la vida, en todas las encrucijadas de sus caminos, especialmente cuando tengan que tomar decisiones importantes. La vida vale la pena vivirla con la frente alta”.
Oración por el Congo
Tras esta reflexión, compartió con los presentes las noticias preocupantes que le llegaban desde la República Democrática del Congo. “Pensemos en el Congo. En estos momentos, desde esta plaza y con todos estos jóvenes, pido a las autoridades, a los responsables, y a todos, en ese amado país, que pongan su máximo empeño y esfuerzo, a fin de evitar toda forma de violencia y buscar soluciones en favor del bien común”.
Tras esta petición, el Papa cerró el Ángelus con una nueva invitación: “Todos juntos, en silencio, rezamos por esta intención, por nuestros hermanos de la República Democrática del Congo”.