América

El Papa a las monjas de clausura peruanas: “Sean unas sinvergüenzas… con la oración”

  • En su encuentro con las contemplativas en Lima, el Papa les pide que “recen por esta iglesia peruana que está tentada de desunión”
  • “Una monja chismosa es peor que un terrorista, porque el chisme es como una bomba. Tira la bomba, destruye y se va tranquila”, alerta Francisco
  • Discurso íntegro del Papa a las religiosas de clausura de Perú





El Santuario del Señor de los Milagros de Lima ha sido el escenario elegido para el encuentro del Papa con las religiosas de vida contemplativa de Perú. Con ellas compartió a primera hora de la mañana el rezo de la hora media. “Queridas hermanas, la Iglesia no las tolera a ustedes, las necesita”, les expresó Francisco que les invitó a ser “faros con su vida fiel e indiquen a Aquel que es camino, verdad y vida”.

Así, el Papa reivindicó el papel indispensable de la clausura en la Iglesia, comprendida desde una “oración misionera” que incluya a “presos, emigrantes, refugiados y perseguidos, familias heridas, parados, pobres, enfermos”. Desde esta perspectiva, Francisco apuntó cómo “la vida en clausura no encierra ni encoge el corazón sino que lo ensancha por el trato con el Señor y lo hace capaz de sentir de un modo nuevo el dolor, el sufrimiento, la frustración, la desventura de tantos hermanos que sin víctimas en esta ‘cultura del descarte’”.

Curar llagas

“Esta oración no es una oración que rebote en los muros del convento y vuelva”, subrayó, consciente de que tanto en el silencio como en el locutorio “son capaces de curar tantas llagas de tantos hermanos y hacer tanto bien…”.
Así, haciendo un juego de palabras les instó a no ser cicateras en sus rezos: “Sean sinvergüenzas, no tengan vergüenza de que con la oración la miseria de los pobres se acerque a Dios”.

El Papa Francisco, durante el encuentro con las contemplativas peruanas en Lima/EFE

“Esfuércense en la vida fraterna”, les recomendó a las religiosas, a la vez que les pidió que recen también por la comunidad católica: “¡Cuánto necesitamos de la unidad en la Iglesia!”. Y apostilló: “Recen por esta iglesia peruana que está tentada de desunión”.

Monjas encogidas

En un tono sereno, pero igualmente recurrente que en la jornada anterior con los religiosos de vida activa, ofreció algunos consejos a las mujeres que les escuchaban: “¡Ay de la monja que tiene un corazón encogido…! Que vuelva a respirar, que vuelva a ser un corazón grande. Las monjas encogidas son monjas que han perdido la fecundidad, no son madres, se quejan de todo, se las ve amargadas, siempre están buscando un tiquismiquis para quejarse”.

Insistiendo en la misma idea, precisó que “en el convento no hay lugar para las coleccionistas de injusticias, sino para aquellas que son capaces de llevar la cruz que da vida”. Y fue más allá al asegurar que “una monja chismosa es peor que un terrorista, porque el chisme es como una bomba. Tira la bomba, destruye y se va tranquila. Muérdanse la lengua y así le dan trabajo a la enfermera de la comunidad…”, bromeó el Papa.

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