El Comité Nacional del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia (CNPRC), en cabeza de su presidente, monseñor Héctor Fabio Henao, director del Secretariado Nacional de Pastoral Social (SNPS), hizo un pronunciamiento en el que pide al Gobierno y al Ejército de Liberación Nacional (ELN) “darle continuidad a la mesa de conversaciones, y pactar de forma urgente un nuevo cese al fuego bilateral indefinido”.
Este llamamiento surge tras momentos de mucha tensión entre el gobierno y el grupo guerrillero, luego que este último perpetrara ataques en Casanare, Boyacá y Arauca a inicios de este año. Sin embargo, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, el pasado domingo 21 de enero, solicitó a Gustavo Bell, jefe negociador de los diálogos de paz, regresar a Quito (Ecuador) para “explorar la posibilidad de un nuevo cese al fuego que permita continuar la negociación de paz con el ELN”, como expresó a través de su cuenta de Twitter.
Por su parte, el ELN también ha expresado su voluntad de “pactar un nuevo cese al fuego de mayor alcance que el que terminó el 9 de enero”, para lo cual será necesario “evaluar las falencias del anterior”, como se lee en el editorial del Comando Central, del 22 de enero.
No destruir la confianza
Durante 101 días de cese del fuego entre el ELN y el Estado colombiano, el silencio de los fusiles permitió que “la fuerza de la vida y el entendimiento nos señalaran el camino para transitar hacia la consolidación de la paz”, explica el Comité Nacional del CNPRC, en un comunicado – reproducido por el SNPS – en el que exhorta a las dos partes a mantener los acuerdos ya suscritos con el apoyo de toda la sociedad, adviertiendo que “volver a las acciones violentas es un retroceso que perjudica a la sociedad civil y destruye la confianza en la salida negociada”.
Ante este escenario, monseñor Henao, en nombre del Comité Nacional del CNPRC, enfatiza la necesidad de “darle continuidad a la mesa de convesaciones, y pactar de forma urgente un nuevo cese al fuego bilateral indefinido”, coincidiendo en el imperativo de evaluar el anterior, “corrigiéndolo y mejorándolo”, para lo cual será pertinente que este nuevo acuerdo “incluya los diseños operacionales que permita su verificación estricta por parte de Naciones Unidas, a su vez que permita la más amplia participación ciudadana”.
De igual forma, el obispo “pidió a los países garantes y a la comunidad internacional “poner todos sus esfuerzos y buenos oficios en lograr el inmediato reinicio de las conversaciones de paz”.
El balance del CNPRC
En su balance, el CNPRC enumera una serie de logros alcanzados durante el anterior cese al fuego, entre los que destacan la estabilidad en planes productivos y de importantes renglones de la economía por el cese de ataques a la infraestructura vial, el debilitamiento de la sensación de inseguridad por parte de los colombianos y las diversas propuestas de participación ciudadana surgidas desde diversos sectores de la sociedad civil.
Asimismo, tras la instalación del CNPRC, a finales del año pasado, “en varios municipios y departamentos se avanzó en la reglamentación e instalación de los Consejos Territoriales de Paz, Reconciliación y Convivencia, se mejoró el sistema de alertas tempranas, y se realizaron foros, seminarios, encuentros, reuniones y acciones de carácter humanitario promovidos por organizaciones sociales y constructoras de paz”.
No desfallecer en la voluntad de alcanzar la paz
De este modo, el Comité Nacional del CNPRC, en voz de monseñor Henao, ha invitado a las partes y a la sociedad civil a “no desfallecer en su voluntad de alcanzar la paz, para que el 2018, sea el año de la participación ciudadana por un país en paz, por una democracia renovada, con más y mejores acciones en pro de la vida y la convivencia”.
Por último, el presidente del Comité Nacional, anunció la creación y/o reactivación de los Consejos Territoriales de Paz, Convivencia y Reconciliación, en todo el país, principalmente ante la grave crisis humanitaria en los departamentos de Chocó y Arauca, y con el firme propósito de trabajar “por la suscripción de un gran pacto político y social por la paz y dando paso a la construcción participativa de la política pública nacional de convivencia, reconciliación y no estigmatización”.
En resumen, “retomar la mesa de diálogo y el cese al fuego es una tarea inaplazable”.
