El 14º Intereclesial de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) de Brasil, que inició en Londrina –al norte del estado de Paraná–, el pasado 23 de enero, coincide con uno de los momentos más complejos en la historia reciente del país, cuando el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva acaba de ser condenado, en segunda instancia, por el Tribunal Regional Federal de la 4ª Región, en Porto Alegre, acusado de corrupción y lavado de dinero.
Vida Nueva dialogó con el sacerdote Manoel Godoy, asesor de las CEB, quien participa en el 14º Intereclesial y analiza el papel de las comunidades en el actual contexto social y eclesial de Brasil.
PREGUNTA. – ¿Cómo están afrontando las CEB la realidad del país?
RESPUESTA. – Dado que las CEB tienen un fuerte vínculo con la vida del pueblo pobre, el actual proceso socio-político-económico del país, excluyente e injusto, empuja a las comunidades hacia una búsqueda constante de pistas para superar esta situación.
Las cuestiones sociales siempre han sido asumidas por las CEB de Brasil como desafíos: educación, salud, vivienda, violencia, transporte, empleo, ecología, comunicación y ocio. Además de esto, se ha dado bastante atención a la dimensión mística y a la espiritualidad de sus miembros, y últimamente ha habido una preocupación por las cuestiones subjetivas que también preocupan a quienes participan en las CEB: estabilidad emocional, afectividad y sexualidad.
P. – ¿Qué representa el Intereclesial en la vida de las CEB?
R. – Desde el primer Intereclesial de las CEB, que se realizó en 1975, este tipo de eventos han servido para celebrar el caminar de las comunidades, animar a los agentes de pastoral que en ellas actúan y viven, y reavivar la reflexión eclesiológica.
Este 14º Intereclesial, que estamos realizando en la arquidiócesis de Londrina, entre el 23 y el 27 de enero, viene en un momento muy importante, cuando el papa Francisco convoca a toda la Iglesia a descentralizarse y a la salida misionera.
P. – Están reunidos más de 3.000 delegados, ¿cómo las CEB de Brasil pueden ayudar a sostener el proyecto de ‘una Iglesia en salida’?
R. – Las CEB se constituyen en una pieza fundamental para la estructuración de una Iglesia descentralizada. Cuando toman en serio lo que sucede en el mundo, ellas sacan a la Iglesia de su autoreferencialidad, haciendo que los fieles se preocupen con lo que sucede más allá de las fronteras eclesiales.
La Iglesia en salida es una Iglesia que saca a todo el pueblo de Dios de su zona de confort, para que su servicio a la sociedad contribuya a la construcción de un mundo justo y ético, de acuerdo con la propuesta del Reino de Dios presentada por Jesucristo.
P. – Expresamente, ¿cuál es el enfoque de este 14º Intereclesial?
R. – Con el tema “CEB y los desafíos del mundo urbano”, los participantes del 14º Intereclesial nos estamos centrando en la realidad de las comunidades en las ciudades y reflexionando cuál es el papel concreto de ellas en este contexto.
Con el lema “He visto y he escuchado los clamores de mi pueblo y he bajado para liberarlo” (Ex 3,7), queda claro que la mirada de las CEB sobre el mundo urbano está marcada por la opción por los pobres, excluidos y descartados de los procesos sociales, políticos y económicos que rigen en las ciudades. La Iglesia en Brasil siempre sale fortalecida y rejuvenecida de cada Intereclesial.