Vaticano

El Papa lamenta la persecución a cristianos de toda confesión, “mártires unidos en el vínculo del bautismo”

  • El Papa ha cerrado la 51ª Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos con las Segundas Vísperas en San Pablo Extramuros
  • “Mantengamos juntos el recuerdo de lo que Dios ha obrado en nosotros”, ha pedido ante representantes de diferentes confesiones





A las 17:30 de este 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo, el Papa ha presidido la celebración de las Segundas Vísperas en la romana Basílica de San Pablo Extramuros, como cierre a la 51ª Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se inició el pasado día 18.

A la celebración han asistido representantes de diversas Iglesias cristianas, incluyendo el arzobispo de Canterbury y la delegación ecuménica de Finlandia, a la que el Papa recibió esta mañana.

La experiencia compartida del bautismo

Francisco ha basado su homilía en la vida de Moisés, particularmente en su salvación cuando era un niño y su papel como guía del pueblo de Dios a través del desierto.

Respecto al rescate de Moisés, Francisco ha señalado que “muchos Padres antiguos entendieron este pasaje liberador como una imagen del Bautismo”, con la diferencia de que él fue salvado de los egipcios, y nosotros del pecado, un enemigo mucho mayor e implacable.

Además, ha subrayado la importancia del hecho de que todos los cristianos hemos pasado por el bautismo, por lo que “compartimos la experiencia fundamental: la gracia de Dios, su misericordia poderosa para salvarnos”.

Reconocernos hermanos

Continuando con Moisés, el Papa ha resaltado que, al principio, su canto de alabanza al Señor es personal: “Dios nos salva amorosamente del pecado en la vida diaria”. Pero esta experiencia individual está unida a una historia mucho mayor, la de la salvación de todos los hombres, como para Moisés fue la del pueblo de Israel.

Esta es nuestra experiencia como creyentes. A medida que crecemos en la vida espiritual, comprendemos cada vez más que la gracia nos llega a través de los demás y se comparte con los demás“.

Con estas palabras el Pontífice ha llegado al centro de la cuestión, que el siglo pasado las distintas confesiones cristianas “finalmente entendimos que estábamos juntos en las costas del Mar Rojo (…) reconocemos el bautismo de cristianos de otras tradiciones, confesamos que ellos también han recibido el perdón del Señor y la gracia que opera en ellos”. Así, ha animado a todos los cristianos a avivar el deseo de rezar juntos, a pesar de nuestras diferencias, ya que no son nada comparadas con la misericordia del Padre, que nos une.

Desiertos espirituales y mártires

Igual que los israelitas pasaron penurias durante su viaje por el desierto, el Papa ha lamentado que tantos cristianos de hoy encuentren dificultades, “desiertos espirituales, que causan que la esperanza y la alegría se sequen”.

Pero no solo esto, hay peligros físicos también: “¡Cuántos hermanos sufren persecución hoy por el nombre de Jesús! –ha exclamado Francisco-. Cuando se derrama su sangre, incluso si pertenecen a confesiones diferentes, se convierten en testigos de la fe, mártires, unidos en el vínculo del bautismo”.

Por ello, frente a estos peligros del camino, el Papa ha hecho un llamamiento a todos los cristianos: “Los cristianos están llamados a mantener juntos el recuerdo de lo que Dios ha logrado en ellos“.

Finalmente, el Papa “con el corazón lleno de alegría”, ha saludado a los distintos representantes del Patriarcado ecuménico, la fe Anglicana, la fe Ortodoxa, y el resto de representantes de distintas confesiones.

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