Vaticano

Los estudios eclesiásticos, auditados por decreto vaticano

  • Presentada la constitución apostólica ‘Veritatis gaudium’, del papa Francisco, sobre las universidades y facultades eclesiásticas
  • Para Francisco, “la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamada a jugar un papel estratégico” en la evangelización actual





El estilo pastoral y teológico de ‘Evangelii gaudium’ llegará a las instituciones universitarias católicas gracias a la nueva constitución apostólica ‘Veritatis Gaudium’ –“La alegría de la verdad”–, que se ha presentado en la mañana de hoy 29 de enero –aunque lleva la fecha del 8 de diciembre de 2017–.

Este nuevo documento sustituye al de Juan Pablo II ‘Sapientia Christiana’, de 1979; aunque Francisco ha incluido el proemio de dicha Constitución como anexo de la nueva normativa.

Para el Papa, renovación sabia y valiente que se requiere para una transformación misionera de una Iglesia ‘en salida’ desde ese rico patrimonio de profundización y orientación, que ha sido confrontado y enriquecido —por así decir— ‘sobre el terreno’ del esfuerzo perseverante de la mediación cultural y social del Evangelio, que ha sido realizada a su vez por el Pueblo de Dios en los distintos continentes y en diálogo con las diversas culturas”, según el nuevo texto.

4 criterios de renovación

En el Proemio, el Pontífice señala cuatro criterios fundamentales de renovación para todas las universidades y facultades eclesiásticas:

  • 1. “La siempre nueva y fascinante buena noticia del Evangelio de Jesús” como corazón del mensaje cristiano y pauta fundamental de toda tarea evangelizadora de la Iglesia, también “la presentación de la verdad cristiana”.
  • 2. “El diálogo a todos los niveles, no como una mera actitud táctica, sino como una exigencia intrínseca para experimentar comunitariamente la alegría de la Verdad y para profundizar su significado y sus implicaciones prácticas”. Francisco, citando a Benedicto XVI señala el diálogo como único camino para la comunicación y la comunión.
  • 3. “La inter- y la trans-disciplinariedad ejercidas con sabiduría y creatividad a la luz de la Revelación”, necesaria para comprender mejor las realidades complejas del mundo y del misterio y no como huida hacia el relativismo.
  • 4. “La necesidad urgente de ‘crear redes’ entre las distintas instituciones que, en cualquier parte del mundo, cultiven y promuevan los estudios eclesiásticos, y activar con decisión las oportunas sinergias también con las instituciones académicas de los distintos países y con las que se inspiran en las diferentes tradiciones culturales y religiosas”.

Y es que, señala el Papa, “la tarea urgente en nuestro tiempo consiste en que todo el Pueblo de Dios se prepare a emprender ‘con espíritu’ una nueva etapa de la evangelización. Esto requiere “un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma”. Y, dentro de ese proceso, la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamada a jugar un papel estratégico”.

Nuevo marco normativo

El documento, siguiendo el esquema de Sapientia Christiana, tiene dos partes –un proemio y un amplio capítulo jurídico– y algunos anexos que traducen las indicaciones de la constitución a una serie de normativa de obligado cumplimiento para las 289 facultades eclesiásticas y los 503 centros asociados. Además, se complementa, como ya sucedió hace 39 años, con las normas aplicativas sancionadas por la Congregación para la Educación Católica –si bien, se espera en breve la publicación de una carta con orientaciones para la aplicación concreta–.

El Papa señala abiertamente la propuesta pastoral desarrollada en Evangelii gaudium y apunta nuevas prioridades en la reflexión teológica, como que los ateneos católicos, siguiendo Laudato si’, puedan “entrar en un diálogo” entre estudiosos “convicciones religiosas y de diferentes competencias científicas” que esté “orientado al cuidado de la naturaleza, a la defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad”.

Aunque las novedades van más allá de la incorporación de nuevas sensibilidades teológicas y de las directrices publicadas en estas décadas –como el propio Código de Derecho Canónico (1983) o la Constitución Apostólica ‘Ex corde Ecclesia’ (1990)–. La normativa refleja también cuestiones propias de Proceso de Bolonia, al que la Santa Sede se unió en 2003 junto a las instituciones de educación superior de la Unión Europa, o las diferentes convenciones regionales de la UNESCO

Apuesta por la calidad

También la constitución incluye los procesos desarrollados, desde 2007, por la Agencia para la Valoración y la Promoción de la Calidad de las Universidades y Facultades Eclesiásticas de la Santa Sede (AVEPRO), impulsada por Benedicto XVI. Un organismo que busca mejorar los procesos de calidad a través de la formación y la auditoría continua de los centros dependientes del Vaticano.

Las recomendaciones de esta agencia, por impulso del papa Francisco, se “insertan en las normas de la constitución”, ya que de esta manera se reconocen los acuerdos internacionales de la Santa Sede, posibilitando “hacia el exterior, que se está desarrollando un sistema de estudios propios basado en la calidad de la oferta formativa, como se hace hoy en todos los países del mundo”, según declaró A. Vincenzo Zani, secretario de la congregación durante la presentación del documento.

Otras novedades

Otras novedades del texto son la inclusión de la educación a distancia, la introducción de un artículo que reclama el estudio de la situación de migrantes y refugiados y algunas clarificaciones sobre determinados suplementos o titulaciones propias que algunos países permiten añadir a los títulos.

Todo ello con la clave de que “la Teología y la cultura de inspiración cristiana han estado a la altura de su misión cuando han sabido vivir con riesgo y fidelidad en la frontera”.

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