En la misa de este último martes de enero, día 30, en Santa Marta, el Papa ha aprovechado el Evangelio del día -la resurrección de la hija de Jairo y la curación de la hemorroísa- para dar un consejo a todos los sacerdotes. Y es que este pasaje muestra a un Jesús cercano, que camina entre el pueblo siendo apretujado y empujado por todos, como “ejemplo para todos los pastores”.
Un pastor entregado
“Jesús no pone un cartel diciendo ‘el profeta recibe a gente los lunes, miércoles y viernes de 3 a 6. Pueden dejar la voluntad”, ha bromeado el Papa.
Pero lejos de ser un simple guiño, la lección que deja esto es que Jesús “se entregaba al pueblo”, como un pastor que acompaña a sus ovejas para apacentarlas. Este caminar entre la muchedumbre y ser empujado por ella también es una gracia, como ha asegurado Francisco. Rodearse de ovejas ayuda al pastor a continuar con su labor, a pesar de cansarle “con un cansancio real, de quien trabaja”.
Además, el Papa ha añadido cómo Jesús muchas veces es víctima de burlas por hacer el bien, como cuando dice que la hija de Jairo está dormida y se ríen de Él. Pero este precio forma parte de “las huellas de las obras de Jesús” que los sacerdotes deben seguir.
Cercanía y ternura
Todo ello ha llevado al Pontífice a otra reflexión: “El pastor debe ser ungido con óleo el día de su ordenación. Pero el verdadero óleo es el de la cercanía y de la ternura” ha apuntado. “Al pastor que no es cercano le falta algo, quizá sea un hombre de campo, pero no es un pastor. Un pastor que carece de ternura es uno rígido, que apalea a las ovejas”. Por ello ha pedido a todos ser cercanos y tiernos con el pueblo, como lo fuera Jesús cuando caminó por la Tierra.
Para concluir, ha pedido en la Misa que Dios conceda a sus pastores caminar con el pueblo, para que éste “reconozca en ellos la cercanía y la ternura de Dios”. Es otra forma que tiene el Papa de pedir aquello en lo que siempre insiste, pastores “con olor a oveja”.
