En el último día de enero, y como cada miércoles, el papa Francisco ha recibido a cientos de fieles de todo el mundo en la audiencia general en la Plaza de San Pedro. Esta semana ha retomado el ciclo de catequesis sobre la misa, que había interrumpido por su último viaje apostólico a Chile y Perú.
Esta vez ha sido el turno de la Liturgia de la Palabra, que, como ha recordado es algo vivo: en las lecturas “Dios habla a su pueblo y Cristo, presente en la palabra, anuncia el Evangelio”.
Es Dios quien nos habla
“Cuántas veces, mientras se lee la Palabra de Dios, se comenta: Mira a ese… mira a aquel… mira el sombrero que trajo, es ridículo …. Y comienzan a hacer comentarios. ¿No es así? ¿Deben hacerse comentarios mientras se lee la Palabra de Dios? ¡No!”, ha advertido en tono relajado. En lugar de comentar y distraerse, durante las lecturas hay que “abrir el corazón, porque es Dios mismo quien nos habla y no piensa en otras cosas ni habla de otras cosas”
Francisco ha explicado que en las lecturas la palabra de Dios está viva, lo que quiere decir que “es Dios quien, a través de la persona que lee, nos habla y nos desafía a nosotros, a quienes escuchamos con fe“, nos habla a cada uno de nosotros. Y en esto el Espíritu Santo tiene un rol fundamental, ya que inspiró a los autores y hace que “la Palabra funcione en el corazón y resuene en los oídos“. Incluso cuando las lecturas son algo complicadas, Dios nos habla, pero para escucharle hay que tener el corazón abierto y estar en silencio.
“¡Necesitamos escucharlo!”, ha reiterado el Papa, ya que es algo vital, porque “no solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”. Así, Francisco ha comparado la Liturgia con una mesa que el Señor nos prepara en cada misa, y en la que nos habla a través de las lecturas alimentándonos.
¿Leer noticias en misa?
Además, el Pontífice ha señalado que el hecho de que las mismas lecturas se lean en todas las iglesias es algo que “fomenta la comunión eclesial, acompañando el camino de todos y cada uno de nosotros”.
Por ello, ha advertido de que está prohibido omitir lecturas o sustituirlas por otras no bíblicas. “Escuché que alguien, si hay noticias, lee el periódico, porque es la noticia del día. ¡No! ¡La Palabra de Dios es la Palabra de Dios!“, Hay que dar a las lecturas la importancia que tienen, y para ello ha recomendado, aparte del uso del leccionario, encontrar buenos lectores, y que estos hagan la prueba antes de la misa para no equivocarse en la lectura.
Finalmente, el Papa ha insistido en la escucha con el corazón. Así, la Palabra entra por los oídos, llega hasta el corazón y continúa hasta las manos, por donde sale en forma de buenas obras. Pero para esto hay que ser receptivos con ella, como recomendaba el Apóstol Santiago: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos“.