Ante la coyuntura política que vive Ecuador, cuando mañana 4 de febrero se celebra la “consulta popular” del referendum de enmienda constitucional, la ‘ley de plusvalía’ y la reducción del área de explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos (CER) ha divulgado un mensaje en tono reflexivo, en torno a lo que representa el derecho y el deber de sufragar, postulando, además, algunos criterios éticos y evangélicos de discernimiento, como lo hiciera también la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
En primer lugar, la CER subraya la importancia de no perder de vista el contenido mismo de las siete preguntas que constituyen la consulta, en torno a temas tan cruciales como “la corrupción, el cuidado de la casa común, las reglas del accionar político y la justicia social”. Sin embargo, también es cierto que, más allá de las preguntas, se trata de “un posicionamiento de apoyo o no al gobierno en ejercicio”.
Poner en el centro a los pobres
¿Qué dice la vida consagrada sobre la consulta popular? Si bien es cierto que esta jornada de votación aborda asuntos decisivos para “el progreso del país”, la CER recuerda que “como religiosos debemos buscar un progreso que ponga en el centro a los más pobres”, y reitera: “miremos siempre el mundo desde ellos”.
Además, evocando las palabras del jesuita Luis Orozco Hernández, en agosto del año pasado, la vida religiosa considera que “muchas veces creemos que hay que pensar diferente para actuar diferente; [pero] son más las veces que hay que atreverse a actuar diferente para pensar diferente”.
Protagonismo ciudadano en la vida política
Por otra parte, más allá de la consulta popular, la CER invita a preguntarse “cómo estamos incidiendo personalmente, como comunidad o como congregación con las personas con las que compartimos la misión, y especialmente con los jóvenes, para concienciarlos en la importancia de que el papel de los ciudadanos en la vida política cobre más protagonismo en tiempo ordinario y no solamente en tiempo de crisis institucional”.
Para la vida consagrada ecuatoriana, la formación política y la participación ciudadana de las nuevas generaciones constituye una prioridad. Empoderar a los jóvenes y ayudarlos a crecer en este ámbito, representa uno de los principales desafíos para suplir el “déficit de conciencia política” en el país.