La Asociación de Sacerdotes Católicos de Irlanda (APC) organiza, desde finales de noviembre, sesiones de terapia grupal para clérigos que han sido acusados falsamente de abusos sexuales a menores o sufren “algún tipo de trauma” por estos escándalos que atañen al conjunto de la Iglesia. La primera reunión se dio en Cork, la segunda ciudad del país. Acudieron 13 presbíteros y duró dos horas.
Roy Donovan, sacerdote y portavoz de la asociación, asegura a Vida Nueva que, durante la sesión, cada uno tuvo la opción de hablar frente al resto y de manera voluntaria sobre cómo se sentía. La cita se dio en un ámbito en el que podían expresar sus sentimientos “y sentirse a salvo”. Debido al éxito de este primer “círculo de curación”, nos confirma que se realizarán más sesiones de este tipo y que la idea es celebrarlas por todo el país.
En declaraciones anteriores al periódico local Limerick Post, Donovan incidía en la idea de que “muchos sacerdotes buenos y decentes se han visto afectados por los abusos cometidos por otros curas en el pasado y han quedado traumatizados. Tienen una sensación de vergüenza por lo que sucedió y eso es en parte lo que se está trabajando’”.
Las víctimas ascienden a 2.000 personas
Los casos de abusos a menores en Irlanda se destaparon alrededor de 1999 y en el año 2000 se comenzó con una investigación que duró más de nueve años. La Comisión de Investigación sobre el Abuso Infantil fue instaurada por el Gobierno y se encargó de recoger el testimonio de más de 2.000 testigos o víctimas de abusos durante el período que va desde 1915 al año 2000. Fue en 2009 cuando Benedicto XVI decidió asumir las riendas de la investigación y se reunió con la cúpula católica irlandesa. Ratzinger llegó a publicar una extensa carta pastoral en la que expresaba su “rabia y vergüenza” por lo ocurrido en este país y aseguró que “todos los responsables pagarían” por sus delitos.
La APC es el mayor grupo de sacerdotes católicos de Irlanda. La asociación aboga por la reforma en la Iglesia y propone, entre otras cosas, una “relajación de las reglas del celibato” y el acceso de las mujeres al sacerdocio. Esta última idea es muy defendida por Donovan, que expresa su preocupación por la “crisis vocacional” que existe en el país. “Si las cosas se mantienen como están y no se introducen reformas –concluye–, seremos una especie en peligro de extinción”.