Aunque está a punto de cumplir 3 años, la encíclica Laudato Sí’ continúa siendo una herramienta de trabajo de largo alcance que busca aterrizar en el día a día de los cristianos. La invitación que Francisco lanzó a una conversión ecológica, de cara al cuidado de la casa común, no es algo que se produzca de un día para otro, pero sí hay pequeños gestos que poco a poco pueden ahondar en esta cultura de conversión. Como el propio Papa señala en el documento sobre ecología integral, “un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social”.
Él mismo, al abordar la necesidad de promover una “educación en la responsabilidad ambiental” subraya la relevancia de “alentar diversos comportamientos que tienen una incidencia directa e importante en el cuidado del ambiente”, haciendo hincapié en actos cotidianos tales como “evitar el uso de material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias”.
Electricidad e iluminación
Y es que, uno de los mayores consumos de los hogares tiene que ver con la electricidad. Si somos quienes controlamos las facturas nos daremos cuenta de que los precios suben y, aunque esta no sea la motivación principal, también habrá que vigilar que no se nos escape el presupuesto en electricidad.
Apagar la luz, siempre que no se vaya utilizar, porque en cualquier otro caso es malgastar luz, además siempre que podamos habrá que utilizar la luz natural, reduciendo al mínimo la iluminación ornamental. Cambiar las bombillas por otras de bajo consumo es un gesto sencillo, pero que puede marcar la diferencia. Una bombilla led puede bajar el consumo hasta 60 euros al año, comparada con una bombilla convencional.
Quizás sea bueno investigar sobre otras compañías eléctricas. En la actualidad hay cooperativas eléctricas en la que son los propios clientes los dueños de la empresa y que comercializan un 100% de su energía procedente de energías renovables. Una iniciativa que respalda el propio Papa en Laudato si’, al adentrarse en es nuevo estilo de vida para los cristianos: “Es lo que ocurre cuando los movimientos de consumidores logran que dejen de adquirirse ciertos productos y así se vuelven efectivos para modificar el comportamiento de las empresas”.
Al llegar a casa
No siempre ocurre, pero muchos tenemos un ascensor en casa. ¿Sabías que un trayecto de 15 segundos de ascensor equivale a tener encendida una bombilla de 60W durante una 1 hora? Subir y bajar andando las escaleras ayuda tanto al medio ambiente como a nuestra forma física.
La calefacción es un imprescindible en estos días de frío. No se trata de no encenderla, sino de ser conscientes de algunas ideas para hacer un uso más eficiente. La inercia calorífica puede hacer que sea más barato mantener una casa a una temperatura constante que dejar que se enfríe, calentarla y que se vuelva a enfriar en un ciclo sin fin. Los termostatos y los programadores pueden ser unos grandes aliados para reducir nuestro consumo energético. E
Al mismo tiempo necesitaremos gastar menos calefacción si nos vestimos para estar en casa de acuerdo con la temperatura exterior. Con este tiempo se puede estar en el sofá con una manta y una sudadera, en vez de estar con la calefacción a mayor temperatura. El Papa lo deja claro en la encíclica: “Si una persona, aunque la propia economía le permita consumir y gastar más, habitualmente se abriga un poco en lugar de encender la calefacción, se supone que ha incorporado convicciones y sentimientos favorables al cuidado del ambiente”.
De cara a limpiar menaje o colada, realiza los ciclos de lavado, tanto en lavadora como en lavavajillas con el aparato lleno. Lavas más cosas de una vez y ahorras tanto en agua como en detergentes. Además no hace falta utilizar agua caliente, con una temperatura de 30º puede ser suficiente para la ropa más sucia y se ahorra un 80% de energía respecto a temperaturas de 50 o 60 grados.
¿Puedes creer que 1 hora de uso de la plancha equivale a 20 horas de uso de televisión o de 7 horas de ordenador? La plancha es uno de los electrodomésticos que más energía consumen, de modo que es bueno planchar todo de una vez y no en varias tandas además de reducir las prendas a planchar, porque muchas veces la arruga es bella.
Fuera de casa
No toda la vida la desarrollamos en casa, de modo que hay algunos consejos que ayudarán a hacer nuestra vida más amable con nuestra casa común, desde nuestros hábitos de compra hasta el trasporte son susceptibles de mejora.
Hacer la compra en el barrio tiene muchas ventajas, desde las sociales, pues mejoran el tejido social y productivo de la zona. Nos relacionamos, nos conocemos y evitamos esa cultura del descarte de la que tanto se habla. Si la distancia hasta casa es corta se pueden sustituir fácilmente las bolsas de plástico por un carro o una mochila en la que llevar la compra.
Comprar productos de temporada y a poder ser de productores locales evita largos transportes en avión de un lado a otro del mundo, con la rebaja en la huella de carbono que producen los aeroplanos comparada con la de un camión que lleva a cabo un viaje de 50 kilómetros.
El trasporte público consolida una ciudad más eficiente y amable. Un autobús lleno de personas lleva a tantas personas como 10 coches completamente llenos, ocupa 3 veces menos espacio y emite la mitad de CO2 por kilómetro y persona. En el tren la proporción es todavía mejor, ya que las emisiones de CO2 en un coche son tres veces mayores que las de un tren por kilómetro y persona.
Si pese a todo sigues prefiriendo el vehículo privado, puedes optar por una bicicleta, son rápidas, silenciosas y te permiten llegar a cualquier punto de la ciudad en menos tiempo incluso que el coche. En todos los desplazamientos menores a 2 kilómetros es más rápido caminar, entre 2 y 10 kilómetros es la bicicleta quien se convierte en nuestro mejor aliado.