En la amplia bibliografía que se ha acumulado ya sobre Jorge Mario Bergoglio en estos casi cinco años de pontificado hay un nuevo volumen que aspira con derecho a no pasar desapercibido. Se titula ‘Il nuovo mondo di Francesco: come il Vaticano sta cambiando la politica globale’ (editado en italiano por Marsilio) y analiza la figura del Papa en el tablero internacional.
Realizado por una veintena de analistas y periodistas que siguen la información de la Santa Sede, el libro está coordinado por el jesuita Antonio Spadaro, director de la revista ‘La Civilità Cattolica’ y hombre muy cercano al Pontífice argentino.
“El Papa es un gran líder moral reconocido tanto por todos los cristianos como por todo el mundo de las religiones”, aseguró Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, durante la presentación del volumen, celebrada ayer, 8 de febrero, en la sede de la asociación de la prensa extranjera de Roma. “En cinco años de pontificado ha ofrecido una reflexión completa sobre las migraciones, planteándolo como el hecho más decisivo del mundo global hoy”.
La “diplomacia de la misericordia”
Para Riccardi, Bergoglio ha “revitalizado” el “filón” de la “diplomacia carismática”, como se vio en el encuentro de oración por la paz en Siria celebrado en 2013 o en su mediación entre los Gobiernos de Cuba y Estados Unidos para que normalizaran sus relaciones en 2014. “Francisco desarrolla una política de remiendos en una comunidad internacional herida”, indicó.
Spadaro comentó por su parte que el pontificado de Francisco no es “simpático”, sino “dramático y profético” porque provoca que salgan los “espíritus buenos y los malos. Asistimos a ataques y apoyos que llegan de todos sitios. Tenemos cardenales que traicionan al Papa y ateos que predican el Evangelio”.
El director de ‘La Civiltà Cattolica’ consideró que Bergoglio desarrolla una “diplomacia de la misericordia” en la que no se da por perdido definitivamente a ningún individuo, pueblo o Estado. Esta forma de entender las relaciones internacionales pivota sobre el diálogo y la escucha a todos los interlocutores. Consigue así el Papa, según el coordinador del libro, “desmontar cualquier tipo de fundamentalismo”.
