En un tiempo dominado por “la tiranía de lo pragmático, de lo inmediato”, el carmelita descalzo Fernando Donaire Martín aboga por enseñar a nuestros jóvenes a que “sepan reconocer que lo esencial se construye a un ritmo más lento”. Y, en la “encrucijada de cambio” que atraviesa el actual sistema educativo, este sacerdote, teólogo y comunicador propone La escuela de Teresa (PPC) como magisterio que puede enriquecer el cultivo de la interioridad en las aulas del siglo XXI. Porque “provocar la experiencia de sentirse habitado por dentro, como diría Teresa, es el desafío educativo de cualquier docente de la escuela católica”.
PREGUNTA.- ¿Por qué Teresa de Jesús, una santa del siglo XVI, puede convertirse en referente para educar en la interioridad en este siglo XXI del “postureo”?
RESPUESTA.– Justamente porque ella es lo contrario al “postureo”. Teresa de Jesús llama a “andar en verdad”, y es casi una opción de resistencia en esta sociedad de la post-verdad, hablar y actuar en verdad. Creo que ahora, más que nunca, necesitamos estos faros de luz que sustentan su experiencia sobre la verdad. Buscar la interioridad es un deporte de riesgo, porque te lleva a lo más profundo de ti mismo, allí donde te encuentras habitado. Y eso en muchas ocasiones da miedo.
P.- Las enseñanzas de la santa abulense y su propia actitud vital nos hablan de dos rasgos distintivos de ella: su determinación y su constancia. Nuestros jóvenes de hoy hacen gala de lo primero, pero me temo que andan justitos de lo segundo. ¿Incluso así puede Teresa ser una fuente de inspiración para ellos?
R.- La perseverancia y la fidelidad son los valores más denostados en la actualidad. Estamos bajo la tiranía de lo pragmático, de lo inmediato. Sin embargo, todos sabemos que las realidades más fundamentales del ser humano no se construyen a golpe de clic ni a ritmo de pantalla táctil. Es necesario que nuestros jóvenes sepan reconocer que lo esencial se construye a un ritmo más lento. Y si no conseguimos que sean conscientes de esta realidad, vamos a construir un futuro sobre alfileres. La máxima teresiana “la paciencia todo lo alcanza”, más allá de parecer una oda a la conformidad, es una llamada a poner las cosas en razón, en su sazón, en el fuego lento de las decisiones.
P.- ¿Qué camino conduce del castillo interior al aula?
R.- El descubrimiento: el propio, el de los demás y el de Dios. El asombro, la pasión, el descubrimiento teresiano bajo la pedagogía de los cuentos, porque el castillo no deja de ser el escenario de uno, es el que conecta con el aula abriendo la posibilidad de hacer las cosas de una manera distinta. Las intuiciones de Teresa son para el profesor, el catequista, el mistagogo que quiere comunicar y acompañar los procesos de los más jóvenes.
P.- ¿Cómo se viaja al interior en “el país de las ventanas”?
R.- Eligiendo las correctas. Entre la multitud de ventanas que se abren y se cierran cada día, podemos elegir. Ahí está nuestro poder, en ser conscientes de aquello que elegimos e intentar acertar en la elección. Eligiendo bien, claro que se viaja, “al infinito y más allá”. Las ventanas son una oportunidad para viajar. Cuando llegamos al destino, que siempre es el encuentro, ya no necesitamos más guía que Aquel que nos ha elegido. Y entonces no necesitamos más ventanas que sus ojos.
P.- ¿Le faltan líderes a la escuela actual como Teresa de Jesús?
R.- Líderes sobran, a veces hay demasiados. Quizá lo que falle es el estilo del liderazgo. Lo que faltan son líderes con visión y con generosidad. Y los cristianos tenemos un maestro en ambas vertientes. Tenemos a Jesús. Como diría Teresa, “si dejásemos atrás los asuntos de poca importancia” y nos centráramos en lo esencial, otro gallo nos cantaría. A la escuela y a la sociedad.
Pienso que la escuela está en una encrucijada de cambio muy sugerente, pero en muchas ocasiones no sabemos muy bien calibrar las oportunidades que los cambios producen en nosotros.
P.- ¿A quién se dirige su libro y por qué podría interesarle?
R.- Mi libro va dirigido fundamentalmente a docentes que entiendan la escuela como un espacio de educación integral donde Dios tiene espacio en su discurso y su planteamiento didáctico. El libro abre caminos transversales para encontrarse con Él en cualquier esquina: del cine, la fotografía, la música o los proyectos. Llevar hasta Dios, provocar la experiencia de sentirse habitado por dentro como diría Teresa, es el desafío educativo de cualquier docente de la escuela católica. La dedicatoria del libro puede servir para terminar esta entrevista: “A todos los docentes que encienden cada día la lámpara de la fe en la escuela”. Para ellos es esta escuela de Teresa.