Se imparte en la Universidad de Monterrey, y la próxima semana estará celebrando su XX Aniversario con la participación de Dario Edoardo Viganò, prefecto de la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede
Es un proyecto académico único en el mundo. Se trata de la Cátedra de Arte Sacro que imparte la Universidad de Monterrey (México), la única en todo el orbe que cuenta con el aval del Vaticano, y por ello el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura de la Santa Sede, le ha dado todo su respaldo. Así, la universidad regiomontana se prepara para celebrar, del 13 al 15 de febrero, 20 años de existencia de esta Cátedra con una serie de conferencias relacionadas con el cine sacro.
¿Qué hace tan especial esta Cátedra de Arte Sacro? Sobre este tema, habla para Vida Nueva Digital la promotora de la misma, Florencia Infante de Garza, quien ha sido considerada por la revista Líderes una de las mujeres más destacadas en México.
Florencia Infante, de origen colombiano pero nacionalizada mexicana, explica que el aval a esta Cátedra le viene de la Universidad Gregoriana en Roma, por lo que durante sus dos décadas de existencia siempre ha contado con los más connotados ponentes del mundo académico, los cuales son designados por el Vaticano, según el tema a tratar.
Explica Florencia Infante que a lo largo de este tiempo se ha trabajado intensamente en el aspecto didáctico, pedagógico y académico de la Cátedra, “profundizando en el legado de la Iglesia, de la civilización cristiana a través de la cultura, lo cual ha permitido tratar la totalidad de los temas de las bellas artes, y esto ha hecho que se imparta una Cátedra de excelencia”.
La Cátedra se lleva a cabo a lo largo de tres días, con la participación del catedrático elegido por el Vaticano. En esta ocasión, la XXXIX Cátedra de Arte Sacro lleva por tema: “La imagen en movimiento en el arte sacro”, y la Santa Sede ha designado a monseñor Dario Edoardo Viganò, Prefecto de la Secretaría para la Comunicación del Vaticano, quien impartirá las conferencias: “Buscar a Dios en los rincones del visible. Cine sacro”, “El rostro de Jesús en el cinema: historia, modelos narrativos, cuestiones intersemióticas”, y “El arte sacro en el cinema. Nuevos lenguajes e inéditas modalidades de narración en los documentales del Centro de Producción Audiovisual de la Santa Sede”.
Monseñor Viganò es uno de los más connotados expertos en cine en Italia, y ha participado en bienales de cine: “En esta ocasión estará haciendo un recorrido sobre lo que significa el cine en el mundo actual, en el que hay una constante que es la búsqueda de una respuesta espiritual a muchas de las necesidades de vacío existencial que tiene el hombre”.
Aseguró que los asistentes a la Cátedra estarán escuchando de monseñor Viganò un análisis “verdaderamente prodigioso y de una gran riqueza cultural y espiritual, pues vivimos en un mundo ávido, difícil, estéril, donde el hombre siempre se necesita reencontrar; en un mundo extraordinariamente científico y tecnológico, necesitamos que la parte humanística tenga la fortaleza que debe tener”.
Florencia Infante recordó que hace más de 20 años tuvo la oportunidad de platicar con el cardenal Francesco Marchisano –entonces responsable de la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales de la Iglesia de la Santa Sede–, sobre la cultura que ofrece la Iglesia católica, y qué se podía hacer para difundirla. Explica que después de varias entrevistas con el cardenal, le propuso establecer un proyecto académico, cultural y de carácter evangélico. A Marchisano le pareció muy interesante la idea, y fue así como surgió la Cátedra de Arte Sacro en la Universidad de Monterrey, en virtud de su filiación católica.
“Inmediatamente comenzamos a tener una proyección extraordinaria, con el apoyo tanto del rector Dr. Francisco Javier Azcúnaga Guerra, como del actual Dr. Antonio José Dieck”. Florencia Infante no tiene la menor duda en que la Cátedra de Arte Sacro se asentó en la mejor institución que se podía plantear en ese momento. Asegura que por parte de la Santa Sede, también se ha tenido todo el respaldo, primero del cardenal Marchisano, después del cardenal Mauro Piacenza, y ahora el cardenal Gianfranco Ravasi, “de quien se tiene un apoyo decidido, sustancial y esencial”.
Explicó: “el respaldo del cardenal Ravasi es fundamental. Cada semestre tenemos el honor de recibir un documento elaborado por él específicamente para la Cátedra, prácticamente una ponencia extraordinaria relacionada con el tema que vamos a tratar, y es el mensaje más importante de la Cátedra, independientemente del ponente que nos visita”.
De esta manera –dijo– el cardenal Ravasi “participa intelectual y culturalmente con la misma Cátedra; también le agradecemos infinitamente que mantenga y renueve el aval del Vaticano, y que responda de manera inmediata a la solicitudes que le hacemos para encontrar al ponente adecuado para cada Cátedra”.
Durante estos 20 años –explica Florencia Infante– se ha trabajado en un contexto de valores trascendentes: verdad, belleza y bondad, en los cuales se centra la búsqueda del ser humano. “Por ello, hemos dejado huellas muy intensas, de temas muy importantes y de una dimensión espiritual en los asistentes a las cátedras”.
Explicó que los ponentes manejan el tema de manera profunda, dejando sin lugar a dudas una resonancia afectiva en los participantes. “La Cátedra te enseña la estética y la belleza, pero también evangeliza, pues a través del rostro del otro, aprendes a mirar el rostro de Dios”, dijo.
Cuando el cardenal Gianfranco Ravasi vino a México con motivo de los 15 años de la cátedra –recordó– “platicamos ampliamente, y me expresó la necesidad de trabajar el tema del arte contemporáneo, razón por la que los últimos años así se hizo, y se le dio mucha importancia”.
Al referirse al tema que tratará la XXXIX Cátedra de Arte Sacro: “La imagen en movimiento en el arte sacro”, la especialista explicó que se eligió con la finalidad de llevar al espectador a tratar de encontrar algo, pues “el cine actual se caracteriza por tratar la lucha entre el bien y el mal, la búsqueda de la libertad, la posibilidad del perdón, el encuentro personal desde el amor, el sentido de justicia, la expresión estética de la belleza, pero también el acercamiento a lo sagrado”.
Y es que –añadió- “siempre estamos buscando algo que nos deje una huella, pues hay un vacío existencial muy propio del nihilismo imperante en el mundo actual, donde el hombre tiene grandes vacíos”.
La Cátedra es gratuita y abierta a todo público, aunque Florencia Infante explicó que por lo general asisten quienes están formándose para el sacerdocio y profesionistas de diferentes ramas en proceso de formación. Afirmó que gracias a la excelencia de la cátedra, ésta llegó incluso a ser nominada para el Premio de la Cultura del Vaticano: “La Cátedra de Arte Sacro de Monterrey ha sido la única en América planteada como proyecto importante y nominada dentro de esa premiación de las academias de la cultura y los Museos Vaticanos”, concluyó.