Este sábado 10 de febrero, con motivo del 50 aniversario de la Comunidad de Sant’Egidio, el cardenal Secretario de Estado del Vaticano Pietro Parolin celebró una eucaristía de acción de gracias en la archibasílica de san Juan de Letrán. A la Eucaristía han asistido el Presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani y el Presidente del Consejo de Ministros de Italia, Paolo Gentiloni, además de una enorme multitud que ha llenado las cinco naves de la Catedral de Roma ya sea en sillas o de pie. También se encontraban presentes representantes de otras iglesias, como la anglicana y la ortodoxa, además de un representante del Patriarca Ecuménico.
Este aniversario llega apenas unos días después de que hayan arribado a Roma gracias a los corredores humanitarios impulsados por esta Comunidad los primeros 30 refugiados de la guerra de Siria de este año.
El cardenal Parolin, en su homilía, ha aprovechado el Evangelio del día (correspondiente al del domingo 11) en el que Jesús cura a un leproso “con palabra y con obra”. Se ha detenido especialmente en la Palabra recordando los inicios de la Comunidad fundada por Riccardi, y ha pedido que “no dejéis de observar la Palabra de Dios” ya que “la escucha diaria de la Palabra, desde la hermosa basílica de Santa Maria in Trastevere hasta todos los rincones de Roma y del mundo ha sido el hilo conductor de vuestra historia”.
Así, siguiendo el ejemplo de Jesús que libra al leproso de la segregación (los leprosos vivían fuera de las ciudades en la época) “Librar a la gente de la segregación y la soledad es lo que hacéis desde que, siendo jóvenes estudiantes, entrasteis con pasión en los barrios y pueblos romanos, superando tantas barreras“. También ha recordado cómo hace años los inmigrantes llegaban a Roma y escondían su orígenes al buscar trabajo por miedo a la discriminación “sintiéndose como el leproso de Cafarnaum”. Una “lepra” de la que la Comunidad les ha ayudado a librarse “En las periferias habéis comunicado la palabra de Dios, llevando dignidad y solidaridad (…) para que nadie se sienta excluido ante Dios“.
Pero esta “lepra” contra la que combaten no es sólo la de la pobreza, también se manifiesta en la cura de verdaderas enfermedades como el SIDA en África, y en su “empeño por acercar a los que combaten o se odian”. Prueba de ello son los corredores humanitarios de Siria y el Cuerno de África en los que ayudan a los damnificados por largos años de guerra. De esta forma les ha felicitado por “haber creído que la paz es posible, que un pueblo nunca está condenado a ser preso de la violencia y os habéis ocupado de hacer crecer esperanzas concretas de liberación“.
Finalmente les ha agradecido su visión de la paz mundial, “Cuando soñasteis con un mundo en paz no aceptasteis las barreras heredadas del pasado (…) empezasteis a hacer el sueño realidad con el servicio cotidiano a los pobres y la lucha contra la guerra, madre de toda pobreza”.
La presencia de autoridades en la celebración ha servido para que la Unión Europea y el Estado Italiano agradezcan su ardua labor a todos los miembros de la Comunidad, especialmente a su fundador Andrea Riccardi. Como ha dicho el presidente Gentiloni, “Gracias por la coherencia con la que durante 50 años habéis vivido la fe con los más débiles, con los pobres, los ancianos, de aquellos masacrados por la guerra, de los migrantes, animados por un sentido de justicia“.
Por su parte, Tajani ha agradecido también su actividad a Sant’Egidio, Comunidad a la que ha puesto como ejemplo de los valores cristianos en los que Europa tiene sus raíces, aunque hoy haya muchos que intenten negarlo. Los valores de la paz, la ayuda y la amistad entre personas, de los que rebosa la organización.