“Ofrecemos esta misa por el pueblo que sufre, por los cristianos perseguidos en Oriente Medio, que dan la vida, sus bienes y sus propiedades porque los echan”. Es el mensaje del papa Francisco en la eucaristía que ha presidido esta mañana, 13 de febrero, en la Domus Santa Marta, la residencia situada dentro de los Muros Vaticanos donde vive. Ha concelebrado la ceremonia religiosa Youssef Absif, elegido el pasado mes de junio patriarca de Antioquía de los greco-melquitas, una Iglesia católica de rito bizantino a la que pertenecen alrededor de tres millones de fieles ubicados en Siria, Líbano, Egipto, Palestina, Jordania, Israel y los países occidentales a los que han emigrado.
A diferencia de lo que es habitual, hoy el Pontífice no pronunció ninguna homilía durante la ceremonia eucarística en Santa Marta, optando en cambio por dirigir una breve alocución a los presentes con motivo de la presencia del líder greco-melquita. “Esta misa con nuestro hermano, el patriarca Youssef, hará la ‘apostolica communio’. Él es el padre de una Iglesia, una Iglesia antiquísima y viene a abrazar a Pedro, a decir ‘yo estoy en comunión con Pedro’. Eso es lo que significa la ceremonia de hoy: el abrazo del padre de una Iglesia con Pedro. Una Iglesia rica, con su propia teología dentro de la teología católica, con su propia liturgia maravillosa y con un pueblo que, en este momento, en gran parte está crucificado, como Jesús”, dijo el Papa, ofreciendo la misa tanto por los “cristianos perseguidos de Oriente Medio” como por el “ministerio de nuestro hermano Youssef”.
El patriarca greco-melquita, por su parte, agradeció al obispo de Roma la “solidaridad y caridad fraterna” mostrada hacia esta comunidad cristiana. “Le prometemos que estará siempre en nuestros corazones, en el corazón de todos nosotros, clero y fieles, y recordaremos siempre este evento, esta fraternidad y comunión que nos liga a todos los discípulos de Cristo”.
Absif tiene 71 años, nació en Damasco (tiene nacionalidad siria y estadounidense) y forma parte de la Sociedad de los Misioneros de San Pablo. Era arzobispo de Tarso de los greco-melquitas en la capital siria hasta que el pasado junio el Sínodo de Obispos de esta Iglesia lo eligió como patriarca en sucesión de Gregorio III Laham.