Con siete semanas por delante para “volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida”, como nos recuerda el papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma, los obispos nos ofrecen en sus cartas pastorales de este domingo 18 de febrero, algunas acciones concretas que nos ayuden, en este tránsito por el desierto, a salir renovados. Estas son algunas de ellas.
Ayuno de lo que crea división (Juan José Omella, Barcelona)
1.- Ayuna del reenvío de mensajes políticos en las redes sociales. Necesitamos una distancia y un cierto humor. Solo reenviémonos mensajes que regalen alegría y paz. Las noticias dejémoslas para los medios de comunicación.
2.- Ayuna de aquellas conversaciones que ya sabemos previamente que no llevan a nada positivo y que pueden perjudicar nuestra relación. Ayudémonos a cambiar de tema cuando alguno de nosotros comience.
3.- Ayuna de todo aquello que pueda crear división. Este es un tiempo ideal para redescubrir todo lo que nos une y tenemos en común.
Ayuno para ser libres (Manuel Sánchez Monge, Santander)
4.- Ayunemos, no por pura mortificación o para quitarnos kilos, sino para la libertad y para el amor. Ayunemos para ser más libres en una sociedad del consumismo. Ayunemos para amar más a los que padecen hambre todo el año y como signo de nuestra opción por una vida austera.
Romper inercias y distancias (Luis Ángel de las Heras, Mondoñedo-Ferrol)
5.- Romper inercias que enfrían el corazón, dejándolo a merced de las heladas de la comodidad, la parálisis, la ceguera, el aislamiento, la injusticia, la corrupción… Si despertamos en nosotros esta valentía, veremos crecer una aspiración generosa de renovación.
6.- Eliminar la distancia con los pobres y necesitados para desterrar cualquier actitud de exclusión, de descarte, de superioridad, de agresividad, de indiferencia, de rigidez… Todas estas actitudes son témpanos que lanzamos hacia el corazón de otros, pero que terminan por congelar el nuestro.
Dejar abierta una biblia en casa (Antonio Gómez Cantero, Teruel Albarracín)
7.- Durante estos días debíamos poner un signo en casa que nos recuerde que hemos decidido ir al desierto. Puede ser la Biblia abierta en un lugar visible, cada semana la vas adornando con un cirio, unos guijarros, unas flores secas… Lo importante es recordar en qué nos hemos metido y cada vez que nos topemos con el símbolo, nos sentiremos tocados, quizás, salvados.
Abandonar la vieja costumbre del egoísmo (César Franco, Segovia)
8.- Despojarse de lo viejo y vestirse de lo nuevo es una actitud muy humana, que practicamos constantemente y que nos produce alegría. ¿No empleamos en esto nuestro dinero cuando cambiamos de traje, de muebles o de coche? ¿Por qué no vivimos con esta actitud las realidades del espíritu de forma que abandonemos las viejas costumbres del egoísmo y nos revistamos cada día más de ese hombre nuevo que todos llevamos dentro desde el bautismo?