La hermana Leticia Gutiérrez Valderrama es sin duda una de las personas con mayor autoridad para hablar sobre el fenómeno migratorio en México y Estados Unidos. No sólo por haber ocupado la Secretaría Ejecutiva de la Dimensión de Pastoral de Movilidad Humana por más de seis años, sino por su gran trabajo de más de una década en favor de los derechos de las y los migrantes.
En entrevista para Vida Nueva, la hermana Lety –como se le conoce– se refirió de manera particular al Pacto Mundial sobre Migración, que se enmarca dentro del Programa de Desarrollo Sostenible de 2030 en el que los Estados miembros de las Naciones Unidas se comprometen a cooperar para facilitar una migración segura, ordenada y regular.
Sin ambages, la religiosa scalabriniana considera que el Pacto Mundial sobre Migración es sólo una “buena utopía”, pues para que verdaderamente exista una migración y tránsito libre para todos, no sólo se necesita de mucha voluntad política y apertura por parte de todos los países, sino también de una visión positiva de la migración, ya que es necesario ver en este fenómeno “una posibilidad de desarrollo para las personas, para su entorno, y para la ciudad o el país a donde llega”.
La directora de la casa del migrante Scalabrinianas Misión para personas Migrantes y Refugiadas sección México (SMR)-Proyecto Mambré, dejó en claro que no se conseguirá nada “si se sigue pensando que todos los migrantes son peligrosos, como ha dicho el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comparándolos con la Mara Salvatrucha”.
Añadió: “Si se sigue viendo a los migrantes como terroristas, a tal grado que hay que cerrar las fronteras; si se les sigue viendo como ladrones y poniéndoles esa sombra de maldad, la migración para todos no va a ser posible; va a seguir siendo selectiva como hoy en día, donde sólo unos pueden entrar a ciertos países y acceder a una migración regularizada que les permite un desarrollo integral”.
En relación con los beneficios que tendrían los migrantes en materia de derechos humanos de alcanzarse los objetivos del Pacto Mundial sobre Migración, la hermana Lety consideró que éstos serían mínimos, en comparación con el contexto y la realidad social que obliga a las personas a huir desesperadamente de sus lugares de origen.
Desde su punto de vista, el hecho de ordenar y hacer segura la migración, tiene que ver más con la aplicación de restricciones para regular lo que no coincide con un sistema económico, político y social determinado. “Con la aplicación de estas acciones, me parece que hay un distanciamiento entre lo que este sistema está ocasionando, con lo que los Estados pretenden hacer”, dijo.
La directora de la casa del migrante Scalabrinianas Misión aseguró que más allá de las palabras y conceptos bonitos de los presidentes o mandatarios de los Estados miembros de las Naciones Unidas, están los verbos que el papa Francisco ha lanzado: acoger, promover, respetar e incluir, que constituyen una verdadera contrapropuesta a este pacto global sobre la migración, y que deben ser tomados muy en cuenta en nuestro país por parte de la sociedad en general.
La religiosa explicó que los migrantes que llegan a México, después de todo, siempre están con la idea de buscar el sueño americano; no obstante, su situación irregular los deja en una condición de vulnerabilidad enorme por los riesgos y peligros que enfrentan en el camino.
Señaló que para estas personas regularizar su situación en México es muy complicado, pues forzosamente tienen que ser víctimas para lograrlo, y es que no hay un ofrecimiento de libre tránsito para que la gente se pueda establecer en algún lugar que le ofrezca condiciones de vida digna.
La hermana Lety, quien en el 2017 fue merecedora del Premio Nacional de Derechos Humanos “Don Sergio Méndez Arceo”, se refirió también al hecho de que en diciembre pasado el presidente Donald Trump anunciara el retiro de su país del mencionado pacto.
“El hombre es coherente con la postura que ha mantenido desde el principio: ‘no a los migrantes’. No los quiere. Ha tenido una postura poco positiva para las migraciones y quiere negociar: ‘Te regularizo 1.8 millones de migrantes, pero me das dinero para el muro’”, dijo.
“La salida de Trump del pacto –concluyó– me parece terrible en el sentido de que las migraciones van hacia su país; pero para mí, el reto mayor lo tienen los gobiernos de los países de México, Centroamérica y Sudamérica, porque son los responsables de construir políticas y condiciones para que su gente ejerza su derecho a no migrar, y para ello los Estados deben generar las condiciones necesarias, de tal manera que la migración sea sólo una opción, no una obligación en estos países”.