América

La Iglesia venezolana llama a los jóvenes a ser ‘profetas de la esperanza’

  • Con el mensaje para la Jornada Nacional de la Juventud 2018, la CEV empodera a los jóvenes a “no tener miedo” ni “cansarse de anunciar la Buena Noticia” del evangelio
  • “¡Que nadie nos engañe! Los que hemos recibido el regalo de la fe sabemos que Dios no está ausente de los acontecimientos que hoy vivimos”, exhortan los obispos





En medio de la dura crisis social y económica vivida en los últimos años, y que en 2018 se ha agudizado aún más, con el lema “Somos profetas de la esperanza para nuestra Venezuela”, la Iglesia, desde el pasado 17 y 18 de febrero, dio inicio a la Jornada Nacional de la Juventud (JNJ) 2018, que se prolongará durante las próximas semanas, en las diócesis, arquidiócesis y vicariatos de todo el territorio nacional. Así lo dio a conocer la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) a través de un mensaje.

Esta actividad, organizada por el Departamento de Pastoral Juvenil del Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano (SPEV) –en comunión con la Comisión Episcopal de Adolescencia y Juventud–, tiene como objetivo fundamental promover entre la juventud venezolana el compromiso de ser “profetas de la esperanza”, para continuar la construcción de la civilización del amor ante la realidad del país.

Es por ello que, sin perder la perspectiva de la realidad, los obispos han expresado a los jóvenes venezolanos que “si al acercarnos a nuestro entorno social y político, percibimos que en muchos corazones crece la maldad y nos da la impresión que el amor se ha apagado, pensemos que en el corazón de Dios el amor no se apaga. No tengamos miedo, no nos cansemos de anunciar a otros esta Buena Noticia. Con valentía y esperanza, proclamemos junto a María, las maravillas del Señor”.

¡Que nadie nos engañe!

Un dato sobresaliente de esta JNJ 2018, es que, en el desarrollo de las actividades previstas, se harán reflexiones con base en algunos fragmentos de las alocuciones de los obispos –en el marco de la CIX Asamblea Ordinaria Plenaria– y de la homilía de Víctor Hugo Basabe, obispo de San Felipe –con  ocasión de la 162° visita de la Divina Pastora a Barquisimeto–, señalado por el presidente Nicolás Maduro de promover el odio.

Aunque pareciera que el egoísmo, la mentira, la injusticia y la violencia se apoderan de la sociedad, tentando a muchos jóvenes a “a huir, esconderse o cruzarse de brazos”, los prelados venezolanos aconsejan: “¡Que nadie nos engañe! Los que hemos recibido el regalo de la fe sabemos que Dios no está ausente de los acontecimientos que hoy vivimos”.

“Tal vez, muchos piensen que es el fin, que todo está acabado, que ya no hay lugar a la esperanza. ¡Hay tantas interrogantes sobre el futuro y tan pocas respuestas! La persecución y los enfrentamientos, de la que habla Mt (el evangelio de Mateo) en ese capítulo, son una experiencia cercana y posible. Se levantan muchas voces con pretensiones mesiánicas y proféticas para interpretar lo que nos sucede, en ocasiones con intenciones desviadas”, advierten los obispos.

Atentos a los falsos profetas

En un contexto político signado por el adelanto de las elecciones presidenciales, frente a las cuales la misma Iglesia ha expresado sus discrepancias, exhortando a todos los sectores, en especial al gobierno, a retomar las sendas democráticas, manteniendo claras las reglas del juego electoral, el episcopado de Venezuela  pide a los jóvenes “estar atentos, vigilantes”, ante el surgimiento de “falsos profetas”, “encantadores de serpientes y charlatanes”, quienes “se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas ofreciendo soluciones inmediatas a los problemas”.

En este sentido, exhortan a los chamos y chamas participantes de la JNJ a que se “sigan encontrado con el Señor, y quieran vivir conforme al ideal evangélico de la verdad, la justicia, la libertad, la solidaridad y la paz; sean capaces de salir de la comodidad y de la indiferencia, apostando por el bien común de nuestro país en medio de esta oscura situación”. De este modo, serán “signo del amor de Dios, de vida y salvación que Jesucristo vino a anunciar y realizar. Es un signo de esperanza”.

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