Fue el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga quien lanzó la pista el pasado miércoles, durante la presentación del libro “Todos los hombres de Francisco”, de Fabio Marchese Ragona. “Acabo de oír un rumor lejano que dice que el Papa está preparando un documento sobre la santidad. Todos estamos llamados a la santidad. Si no escuchamos esta llamada, la reforma no funciona”, comentó el purpurado hondureño.
A partir de ahí, se han ido conociendo más detalles. Al parecer, Francisco firmará su nueva exhortación apostólica el próximo 19 de marzo, de tal manera que su rúbrica sería la manera de festeja los cinco años en la sede de Pedro, el mismo día en que tuvo lugar la misa de inicio de su Pontificado. Así lo confirmaba ayer, entre otros, el teólogo venezolano y profesor del Boston College Rafael Luciani.
Eso sí, el contenido íntegro del texto no se publicaría hasta después de Semana Santa, en tanto que en estos momentos, estaría en pleno proceso de traducción lo que haría inviable, en principio, que estuviera listo en un par de semanas.
Mucho se había hablado del carácter que tendría el documento posterior a Laudato Si’ y Amoris laetitia. Se especulaba sobre la posibilidad de que pudiera abordar la cuestión de la piedad popular e, incluso, se llegó a hablar del nuevo orden mundial y la geopolítica vaticana.
Sin embargo, el Papa se ha decantado por ahondar en una cuestión que ha planteado ya en más de un ocasión: acercar la santidad a los hombres de hoy, no como un modelo inalcanzable sino como un estilo de vida que se puede y debe encajar en la realidad cotidiana de cada hombre y cada mujer.
Una llamada universal
Así lo recordó durante una catequesis el 19 de noviembre de 2014, cuando subrayó que ser santo “no es solamente una prerrogativa de unos cuantos: es un don ofrecido a todos sin exclusión”. En esta misma línea, señaló que “no hay que ser obispos, sacerdotes o religiosos” para llegar a la santidad, como tampoco implica “alejarse de los asuntos ordinarios, para dedicarse exclusivamente a la oración”.
Es más, en esa misma audiencia general daba unas pautas prácticas para “subir a los altares” en el día a día. “¿Eres consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu donación y tu ministerio. ¿Estás casado? Se santo amando y cuidando a tu esposo o a tu esposa, como Cristo hizo con la Iglesia. ¿Eres bautizado que no se ha casado? Sé santo llevando a cabo con honestidad y competencia tu trabajo, ofreciendo tiempo al servicio de los hermanos”.
También el pasado 15 de octubre, en la homilía de canonización del santo español Faustino Míguez, Bergoglio recordó que santos son aquellos que “no han dicho ‘sí’ al amor con palabras y por un poco de tiempo, sino con la vida y hasta el final. Su vestido cotidiano ha sido el amor de Jesús, ese amor de locura con que nos ha amado hasta el extremo, que ha dado su perdón y sus vestiduras a quien lo estaba crucificando”.