Nuevas denuncias a hermanos Maristas llegan a la investigación canónica en proceso, mientras algunas víctimas aprovechan la presencia del delegado del Papa para presentar sus casos.
La misión del arzobispo de Malta, Charles Scicluna, en Chile se limitaba a escuchar a denunciantes del obispo de Osorno, Juan Barros. Sin embargo, la obligada prolongación de su estadía, debido a la recuperación de la operación a la vesícula a la que fue sometido, le permitió recibir a otras víctimas de abusos.
El vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, informó a los periodistas: “Respecto de estos últimos temas ajenos a su encargo, Mons. Scicluna, junto con agradecer el testimonio de las personas con las que se reunió, les aportó información y consejo desde las normas y procedimientos canónicos. Asimismo, en las situaciones que le parece pertinente, él mismo hará llegar los antecedentes respectivos a la Santa Sede”.
Así, pues, el enviado papal recibió a los denunciantes de abuso sexual por parte de hermanos Maristas, en el Instituto Alonso de Ercilla, de Santiago. A la salida de la Nunciatura, Jaime Concha expresó su satisfacción: “Es un día histórico porque por fin se ha roto el círculo de hierro que se había establecido para la impunidad”. No serían los únicos ya que, tras esa cita, víctimas de otras congregaciones, como salesianos y las monjas ursulinas, también llegaron a la Nunciatura.
Para presentar su denuncia a los Maristas se entrevistaron con Scicluna los ex alumnos Jaime Concha, Jorge Franco, Gonzalo Dezerega e Isaac Givovich acompañado de su esposa, Asunción Lavín. Givovich dijo: “hemos salido con una grata impresión, en donde hemos sido escuchados por parte del obispo de Malta, nos llevamos un compromiso de él, que es lo que más nos importa, y es que él va a transmitir a la Santa Sede que los hermanos maristas no puedan ser juez y parte en el proceso y van a buscar una solución a esto”, dijo.
Por su parte, la Congregación Marista emitió un comunicado invitando “a quienes deseen declarar o tengan informaciones” que puedan aportar a la investigación canónica por abusos sexuales que dirige el padre David Albornoz, a la dirección electrónica que indican. Complementa esta acción judicial la “Comisión para la Verdad” constituida a comienzos de este año para investigar todos los casos de abuso posibles en los últimos 50 años, como lo anunció en la oportunidad el delegado de la congregación Ernesto Reyes.
La investigación judicial la lleva a cabo el sacerdote salesiano David Albornoz, designado por los Maristas para recabar antecedentes en las denuncias de, al menos, 18 ex alumnos del Instituto Alonso de Ercilla y del Colegio Marcelino Champagnant, que acusan a 10 religiosos de abusos desde la década de los 70.
Givovich y Dezerega afirman que hay una mirada clasista dentro de la Iglesia católica y que se lo plantearon directamente a Scicluna. “La Iglesia imparte justicia para ricos”, le dijo Isaac. El arzobispo le respondió que quizá tenía que ver con el alto nivel de clasismo que existe en la sociedad chilena. Bertomeu, acompañante del prelado, agregó que también tenía que ver con el alto nivel de segregación social y la profunda separación de clases que hay en Chile.
Scicluna les aconsejó que llevaran la causa a los tribunales civiles. “La verdad es que nuestros casos están reconocidos. Ahora viene el espacio de justicia. Nos preocupa que esto no termine en un “retiro dorado” para los hermanos”, agrega Givovich.
Otra víctima también de abuso, Eneas Espinoza, aseguró que existen casos recientes que aún no están prescritos y podrían ser investigados y juzgados por tribunales. “Respecto a casos nuevos, (…) hay varios casos que se encuentran vigentes, que podrían ser juzgados con la ley actual”, sostuvo en Radio Cooperativa. “Eso es muy importante para toda la causa, en general, porque los modos de operar, las formas en las cuales estos abusadores actuaron sobre nosotros se repiten en los casos que todavía pueden ser investigados”, agregó.
Espinoza profundizó en el impacto para ellos que tiene esta situación: “Para nosotros ha sido muy difícil realizar esta denuncia, por el peso que tiene: primero, enfrentar tus recuerdos, y segundo, salir a denunciar porque no tienes alternativa. Si no salimos a denunciar, la congregación sigue tapando los abusos… Nuestra sensación es que, en una situación ante la espada y la pared, la congregación tuvo que salir a hablar, pero ellos no tuvieron nunca el deseo ni la voluntad de hacerlo, siempre fue en reacción a nuestras denuncias”, declaró.
“El hermano marista Abel Pérez confesó ante la congregación hace más de siete años que estaba cometiendo este tipo de delitos sexuales y la congregación no hizo nada al respecto. La Justicia tendrá que determinar si eso es un delito de encubrimiento o asociación ilícita“, concluyó el ex alumno.