Al participar en un congreso en la Universidad Pontificia de México, monseñor Mario Iceta se refirió al contexto ideológico ante el que Pablo VI promulga la encíclica en 1968
El Obispo de Bilbao participó como conferencista este lunes en el Congreso Teológico-Pastoral “Para que tengan vida”, que se lleva a cabo en la Universidad Pontificia de México. Ahí, en su intervención, aseguró que el Papa, en la exhortación Amoris Laetitia, invita a redescubrir Humanae Vitae –que está cumpliendo 50 años de su publicación–, a la que dedica el número 222.
Monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, en su calidad de Presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, explicó que la exhortación apostólica de Francisco llama a redescubrir el mensaje no sólo de la encíclica del beato Pablo VI, sino también de la exhortación apostólica Familiaris Consortio de San Juan Pablo II, “para contrarrestar una mentalidad a menudo hostil a la vida” (AL, 222).
Al impartir la conferencia “Evolución de los temas en torno a la vida desde Humanae Vitae”, en la cual hizo una descripción de los aspectos ideológicos y el sustrato cultural que suscitaron la promulgación de la misma, dijo que Pablo VI respondió a éstos con gran valentía, sacrificio y responsabilidad, pero sobre todo, con el bien y la verdad. El mismo Papa Francisco, el año 2014 declaró que “El propio Pablo VI, hacia el final, recomendaba a los confesores mucha misericordia y atención a las situaciones concretas. Pero su genialidad fue profética, pues tuvo el coraje de ir contra la mayoría, de defender la disciplina moral, de aplicar un freno cultural, de oponerse al neomalthusianismo presente y futuro” (Il corriere della sera, 5 marzo 2014).
No obstante, reconoció que los elementos fundamentales de aquel contexto ideológico están activamente presentes entre nosotros; “continúan evolucionando y agudizándose los postulados de la revolución sexual, el neomaltusianismo que da lugar al envejecimiento y empobrecimiento poblacional y los avances tecnológicos en la contracepción que se encuentra ampliamente extendida y socialmente aceptada”, agregó.
El obispo hizo un recuento de los documentos posteriores a Humanae Vitae en la materia, entre ellos la exhortación postsinodal “Familiaris consortio” en 1981, los diversos ciclos de las Catequesis sobre el amor humano de San Juan Pablo II (de 1979 a 1984); la Instrucción Donum Vitae, sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación, por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en 1987; la encíclica Evangelium Vitae, también de San Juan Pablo II en 1995; la Instrucción Dignitas Personae, sobre algunas cuestiones de bioética de 2008, Laudato Si’ en 2015 y Amoris Laetitia de 2016 del Papa Francisco.
En estos documentos se puede apreciar una continuidad y profundización en los postulados fundamentales de Humanae Vitae. Explicó que incluso en el último de los documentos publicados en este sentido, que es la Nueva Carta para los Agentes Sanitarios de 2017, se hace referencia a Humanae Vitae, utilizando prácticamente las mismas palabras de la encíclica en el sentido de la “ilicitud de toda acción que o en previsión del acto conyugal, o en su realización o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio hacer imposible la procreación”.
Al final de la conferencia, al responder a una serie de preguntas por parte de los asistentes, monseñor Iceta se refirió al papel de la familia ante la encíclica Humanae Vitae en el contexto actual. Afirmó que tanto las familias como la Iglesia tienen un gran reto en la actualidad, de modo particular en el papel de la educación afectivo-sexual de los hijos. Apuntó que “hoy en día, en muchos casos, quien educa a nuestros hijos son de modo particular los medios de comunicación y las redes sociales, incluso con mayor persistencia y penetración que la propia familia. Por eso, también es necesario recordar que la Iglesia tiene que estar ahí: en los medios de comunicación, en las redes sociales, en la cultura, en el cine, en la televisión… Hoy en día, parece que la batalla de los medios de comunicación y de la opinión pública la tenemos perdida”. Ante esta realidad, aseguró que resulta fundamental el testimonio personal, el testimonio de vida y su presencia viva, eficaz en todos los ámbitos en los que se desenvuelve la existencia humana y estar presente creativamente en estos medios y también en las redes sociales.
Al ser preguntado sobre la atención a las adolescentes embarazadas, el Obispo de Bilbao afirmó que la Iglesia católica, a través de muchas instituciones, ofrece programas “preciosos” que las acogen y acompañan, y llamó a estar “en primera línea” en la ayuda necesaria. Recordó que el Papa Francisco, en la exhortación Amoris Laetitia, encomienda primariamente a las comunidades parroquiales el cuidado de estas situaciones, les recuerda la necesidad de descubrir a estas personas para brindarles acogida y ayuda. Las consideró como “auténticas heroínas, que más allá de las dificultades que puedan percibir con un embarazo inesperado, han decidido, contra viento y marea, seguir adelante con su vida y con la de su hijo. De hecho, afirmaba el prelado, la cuarta palabra que más se repite en Amoris Laetitia es acompañamiento; y por eso, afirmó, es necesario acompañar eficazmente a estas personas y a todas las situaciones que se nos presenten, por muy complejas que sean.