La Sierva de san José Carmen Soto comenta con Vida Nueva, en este 8 de marzo, la campaña eclesial que propone que la santa española Bonifacia Rodríguez de Castro (1837-1905), fundadora de su congregación, sea declarada patrona de la Mujer Trabajadora. La religiosa, canonizada por Benedicto XVI, puso en marcha un taller para la formación de las mujeres jóvenes.
PREGUNTA.- ¿Cómo va el proyecto de pedir que Bonifacia Rodríguez de Castro sea nombrada patrona de la mujer trabajadora?
RESPUESTA.- Desde su canonización en 2011 hemos ido escuchando de mucha gente que la sentían un gran referente para las mujeres trabajadora por ella lo era y con su proyecto luchó por ofrecer un espacio de promoción y dignificación de la vida y trabajo de las mujeres de su tiempo. Eso nos animó a hacer la propuesta y hemos recibido ya el apoyo de la Conferencia Episcopal Española y en este momento estamos intentando darla a conocer a más gente, especialmente a grupos de mujeres, que puedan apoyarlo ante el Vaticano.
P.- ¿Qué lección sobre la lucha por la dignidad de las mujeres tenemos que aprender aún de Bonifacia?
R.- Bonifacia fue una pionera en su época al comprometerse con un proyecto que se alejaba bastante de lo que se esperaba de una mujer religiosa y eso le produjo muchas dificultades e incomprensiones. En ese sentido creo que Bonifacia es un referente de osadía evangélica, es decir, de impulsar el cambio y la transformación de la realidad desde abajo con una gran capacidad de permanencia y gratuidad que la llevó a mantenerse fiel al proyecto sin claudicar a pesar de las oposiciones. Ella supo tejer experiencia de Dios con compromiso social, novedad con posibilidad y cambio con permanencia.
Ella supo liderar un camino de promoción y dignificación de la vida de las mujeres trabajadoras pobres con ellas y para ellas. Escuchó sus historias, acompañó sus dificultades, amplió sus expectativas de futuro y les ofreció un lugar donde mejorar su vida. Sin duda hoy nuestro mundo es muy diferente al que vivió Bonifacia pero en él siguen siendo necesarios proyectos que impulsen la dignificación y el empoderamiento de las mujeres, especialmente de las más pobres y lo hagan teniendo en cuenta no solo sus debilidades también sus fortalezas, reconociendo su palabra y sus sueños, sin paternalismos y con audacia y en eso ella fue pionera.
P.- ¿En qué sentido el carisma de las Siervas de san José refleja la defensa eclesial por la dignidad de la mujer?
R.- Las Siervas de san José como mujeres creyentes estamos empeñadas a través de nuestros proyectos en hacer concreta y eficaz la capacidad liberadora y transformadora que tiene el proyecto de Jesús también para las mujeres. Nuestro carisma nos llama hoy a colaborar dentro de la sociedad y de la iglesia a que las mujeres tengamos de forma efectiva las mismas oportunidades laborales, la misma capacidad de palabra y de actuación que los varones en todos los espacios, ciudadanos, políticos, religiosos… Nuestro carisma nos impulsa a luchar por los derechos no siempre reconocidos a las mujeres en tantos lugares del mundo y que genera tanta injusticia y desigualdad.
P.- ¿Qué reivindicaciones profundas propondría santa Bonifacia para este 8 de marzo de 2018?
R.- Creo que si Bonifacia viviese hoy reivindicaría el reconocimiento efectivo de la igualdad de derechos entre mujeres y varones, tanto en la sociedad como en la iglesia algo en lo que nos queda mucho camino por andar.
Creo que en este 8 de marzo tan cargado de significatividad denunciaría los abusos que hoy se comenten contra las mujeres por el hecho de ser mujeres, la violencia de género, la invisibilización de sus logros y sus luchas que todavía persiste.
Creo en definitiva que denunciaría todo lo que sigue haciendo que las mujeres sufran por el hecho de ser mujeres.