Con todas las cautelas posibles, parece que el clima de tensión que durante meses amenazó con una guerra nuclear entre Corea del Norte contra Corea del Sur y Estados Unidos, empieza a dar paso a una fase de entendimiento. Hasta el punto de que se ha anunciado un encuentro en mayo entre el líder norcoreano, Kin Jong-un, y el presidente estadounidense, Donald Trump. No se ha confirmado el lugar, pero es presumible que sea en territorio coreano, pues el el mandatario comunista nunca sale de su territorio.
Una significativa cita que será precedida, a finales de abril, por otro encuentro directo entre Kim Jong-un y su homólogo en Corea del Sur, Moon Jae-in, en la frontera entre ambos países. Como explica a Vida Nueva Ester Palma, misionera española que lleva 12 años en Corea del Sur, se trata de “un hecho histórico”.
La misionera de los Servidores del Evangelio de la Misericordia de Dios destaca que el gran paso hacia el deshielo se ha dado días atrás, cuando “una delegación de Corea del Sur se ha visto en el Norte con Kim Jong-un. Gracias al acuerdo tras estas conversaciones, será por lo que se produzca la cumbre entre los dos presidentes. Es una noticia histórica para todos los que vivimos aquí. Algo así no ocurría desde hace muchos años”.
Para Palma, otro reflejo de que se está en un tiempo nuevo se ha visto “con motivo de las Olimpiadas de Invierno de Pyeongchang, en Corea del Sur, donde, aparte de la presencia de la hermana del líder norcoreano, que encabezó una delegación, el gran gesto se vio con la conformación de un equipo de hockey que representó a una Corea unificada”. “No tuvo grandes éxitos deportivos –reconoce–, pero fue el gran símbolo que ha quedado de estos Juegos”.
Unificación no es “absorción”
Con todo, la misionera española advierte que “una posible unificación no está hoy encima de la mesa”. No se habla como tal de ello, “pues muchos ven aquí un matiz por el que el Sur absorvería al Norte”. Por ahora, la buena noticia es que ha quedado atrás el ambiente belicista de los últimos meses, con airados cruces de declaraciones entre Trump y Kim Jong-un, dando paso a “un momento bonito, histórico. Estamos en el camino de la paz desde el diálogo y la confianza. La fase actual debe ir por ahí, buscando cuál es el mejor modo de relacionarse”.
El último fruto concreto de esta reunión entre el Norte y el Sur es que el régimen comunista “se ha comprometido a no usar armas nucelares y a iniciar su desnuclearización si el Sur y, sobre todo Estados Unidos, garantizan su seguridad nacional”. Sin duda, este puede ser el paso más esperanzador de cara a un nuevo tiempo de entendimiento tras décadas de darse la espalda dentro de la Península Coreana.
Se necesita el compromiso internacional
Como concluye Palma, ahora es necesario el compromiso del resto de naciones implicadas de cara a encauzar definitivamente este momento histórico: “Tras verse con Kim Jon-un, la delegación del Sur ha explicado que visitará Rusia, China, Estados Unidos y Japón para dar a conocer el estado de las conversaciones. Esto es imprescindible, pues en todos esos países hay muchos intereses económicos militares y geopolíticos que no quieren la paz”.
Por ahora, eso sí, la misionera percibe síntomas muy positivos de que algo también está cambiando en Washington: “La reunión de Trump con la delegación coreana ha sido al máximo nivel, en el Despacho Oval, y modificando su agenda para atenderlos. En 45 minutos de charla, ensalzó mucho su labor y, solo cinco horas después, ya avisó de que él aceptaba verse con Kim Jong-un en mayo“.
Esta rapidez, a su juicio, evidencia “que estamos viviendo un momento histórico. Hay muchas manos a la obra y todo está en un nivel diplomático. Paralelamente, también está habiendo conversaciones entre japón y Estados Unidos. Se está moviendo todo mucho… Aquí vemos cómo vienen la paz y la caída del muro”.
Como concluye Palma, mucho de lo que está ocurriendo hay que agradecérselo a Moon Jae-in, que, “con su mano tendida, en sus pocos meses de mandato, ha revertido lo hecho en los últimos años por presidentes muy derechistas y cercanos a Estados Unidos. Gracias él, de verdad, estamos ante una nueva era”.