Cristóbal López: “Quiero ser un puente entre musulmanes y cristianos”

  • “Mi hoja de ruta tiene como referencia al papa Francisco”, dice el nuevo arzobispo de Rabat
  • El cardenal Omella preside la ordenación episcopal del salesiano español en la catedral de Saint Pierre

El salesiano Cristóbal López, durante su ordenación episcopal como arzobispo de Rabat, que tuvo

“He venido par amaros. El principal servicio que yo debo prestaros no es el de organizar actividades, dirigir las parroquias o tomar iniciativas pastorales, sino el servicio del amor”. Ese es el propósito al que ya, como arzobispo de Rabat, se ha comprometido el salesiano español Cristóbal López Romero en su ordenación episcopal, que ha tenido lugar en la mañana de este sábado, 10 de marzo, en la catedral de Saint Pierre de la capital marroquí.

“Sí, he venido para amaros. Y si os amo de verdad, os escucharé, os  comprenderé, os ayudaré, os acompañaré y, si hace falta, os corregiré paternalmente. Quiero ser para todos un ‘signo y un portador del amor de Dios’, del amor que Dios tiene a todos”, dijo a los fieles que abarrotaban un templo de moderna construcción, como lo es la propia Iglesia de Rabat, erigida en 1923 como vicariato apostólico por el papa Pío XI y elevada a rango de arquidiócesis en 1955 por Pío XII.

“Mi hoja de ruta deberá tener como punto de referencia al papa Francisco”, les dijo el hasta ahora provincial de la Inspectoría María Auxiliadora. “Basta tomar –añadió– la Evangelii Gaudium para tener orientaciones claras y precisas. Pero cuando yo hablo del magisterio del Papa, no quiero reducirlo a documentos y discursos de Francisco, sino a su ejemplo de pastor y a su testimonio de vida. Mirándolo a él he aprendido mucho y espero aprender más todavía”.

“Unir a pobres y a ricos, a europeos y africanos”

López, tomando el ejemplo de la comunidad salesiana en la localidad marroquí de Kenitra, donde él había estado ocho años, y a la que calificó de “pequeño puente”, aseguró que eso es lo que quiere ser él ahora en su nuevo servicio apostólico, para el que le designó el Papa el 29 de diciembre: “Un pequeño puente que una a unos y a otros, a musulmanes y cristianos, a los cristianos de todas las nacionalidades y países, a pobres y a ricos, a europeos y africanos, a jóvenes y mayores”.

El nuevo arzobispo, que al igual que Francisco al ser elegido papa pidió la bendición de los presentes, insistió en el mensaje de amor. “Amaros los unos a los otros –pidió a los congregados, entre ellos 16 obispos y 75 sacerdotes, además de un centenar de personas llegadas desde España–. Construir juntos el Reino de Dios, caminar juntos como Iglesia en diálogo y fraternidad con todos los creyentes y personas de buena voluntad: ahí está el núcleo de un proyecto que no es mío, sino que es de Cristo, de la Iglesia, del Papa, de esta Iglesia de Rabat”.

“Mi lema es ‘Venga a nosotros tu Reino’. Lo he elegido porque estoy convencido de que el objetivo de los cristianos no es trabajar para y por la Iglesia, sino para construir el Reino de Dios; un reino que es de paz y de justicia, de libertad y de igualdad, de vida y de verdad, de misericordia y de amor”, subrayó ante la nutrida representación de la joven comunidad cristiana de Rabat –con una media de edad de 35 años–, formada por un presbiterio de 32 sacerdotes y un centenar de religiosas y religiosos.

Omella: “Oído atento a la Palabra de Dios y al pueblo”

El  cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella –que presidió la ceremonia, acompañado por el cardenal Carlos Amigo, que fuera arzobispo de Tánger, y de Vito Rallo,  nuncio en Marruecos–, pidió que Dios le conceda al nuevo arzobispo “sabiduría para gobernar al pueblo, que es tener oído atento a la Palabra de Dios y al grito del pueblo”.

Omella le pidió, asimismo, “amar a esa tierra, sin intentar hacer proselitismo, sino siendo un testigo humilde y sencillo de Dios”, además de “trabajar por la comunión con la Conferencia Episcopal Regional de los Obispos del Norte de África” y desarrollar un gobierno pastoral que no sea solo del obispo, “sino de todos juntos”.

Por su parte, Ángel Fernández Artime, rector mayor de los salesianos, en su breve alocución al principio de la ceremonia, mostró su convencimiento  de que el nuevo arzobispo de Rabat será un gran pastor para esta Iglesia, y que la Iglesia es más importante que la congregaciones”. “Es un hombre capaz de hablar con todos y de dialogar con todos. Para nosotros, como congregación, es un día de alegría”, añadió el sucesor de Don Bosco.

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