El cardenal Karl Lehmann, una de las cabezas más sólidas del Episcopado germano del último medio siglo, ha fallecido este domingo, 11 de marzo, a la edad de 81 años. Había nacido en la localidad de Sigmaringen en 1936.
“Con gran tristeza, he recibido la noticia de la muerte de nuestro estimado hermano y amigo, el cardenal Karl Lehmann”, señaló al poco de conocer este hecho el cardenal Reinhard Marx. “Un gran teólogo, obispo y filántropo se aparta de nosotros. Con su muerte, perdemos un obispo humano y de corazón cálido, que se distinguió por un gran poder en su palabra. La Iglesia en Alemania se inclina ante una personalidad que ha dado forma significativa a la Iglesia católica en todo el mundo”, añadió el arzobispo de Münich.
Con esta muerte, añadió el purpurado, “la iglesia en Alemania pierde su capacidad formativa y nuestro continente, un europeo convencido”, que “ha trabajado incansablemente por la comprensión internacional, la reconciliación y la construcción de puentes y el diálogo“.
Durante 33 años al frente de la Diócesis de Maguncia y presidente de los obispos germanos durante 21 años, Lehmann -que en septiembre pasado había sufrido un derrame cerebral-, se convirtió pronto en una figura avanzada dentro de la Iglesia europea que defendía crear puentes con la sociedad contemporánea cuando los ecos del Concilio empezaban a ser apagados.
Lehmann tenía una visión aperturista de una Iglesia que, en la línea de Pablo VI, tenía que abrirse sin miedo al mundo, y que mientras le granjeaba simpatías en ciertos sectores eclesiales, levantaba recelos en Roma, a pesar de lo cual el propio papa Juan Pablo II le creó cardenal en el año 2001.
De hecho, uno de los momentos más delicados se vivió en la década de los 90, debido a un intenso tira y afloja con el Vaticano, quien le ordenó que la Iglesia germana cerrase unos controvertidos centros de asesoramiento a mujeres embarazas abiertos en las diócesis.
Fueron esos momentos difíciles en la labor de Lehmann, como presidente, así como por la aparición de casos de abusos sexuales en el seno de aquella Iglesia. En el reverso de la moneda, un momento especialmente feliz para él se produjo en 1991, cuando se vivió la reunificación de las dos conferencias episcopales, tres años después de la caída del muro de Berlín.
En 2013, Lehmann fue uno de los purpurados que apoyó la candidatura al papado del argentino Jorge Mario Bergoglio, y cuando se abrió para él un tiempo en el que encontraron más eco antiguas reivindicaciones suyas, por ejemplo, las que aconsejaban la necesidad de abrir el diálogo sobre el diaconado femenino, así como contemplar la posibilidad de estudiar la ordenación de hombres casados, los llamados ‘viri probati’, ante la escasez de vocaciones sacerdotales.