Entrevistas

Gustavo Carrara: “Francisco no es perfecto, pero es profundamente cristiano”

  • Entrevista de Vida Nueva al hoy obispo auxiliar de Buenos Aires, quien fue uno de los curas villeros
  • Recuerda que Bergoglio le dijo: “No tengas miedo de que la parroquia se te vaya de las manos”





El cardenal Bergoglio, pastor en una urbe gigantesca como Buenos Aires, nunca se olvidó de su extrarradio. Visitaba frecuentemente sus barrios, marcados por una fuerte marginalidad, e impulsó a un equipo de sacerdotes volcados en esa misión. De entre los “curas villeros”, hoy contamos con un obispo villero, Gustavo Carrara, quien fue ordenado recientemente como auxiliar de Buenos Aires. Que es pastor con olor a oveja lo demuestra el que los fieles lo sacaran a hombros del templo en esa ceremonia… Lo comprobamos en esta charla con Vida Nueva.

PREGUNTA. ¿Cómo valora estos cinco años de pontificado de Francisco?

RESPUESTA. Francisco es un regalo sorprendente del Espíritu Santo para la Iglesia y para nuestro mundo de hoy, que atraviesan distintos desafíos y problemas muy delicados. A estos Dios no responde desde el cielo tirándonos un libro en el que dice cómo hay que encararlos, sino que, habitualmente, suscita una misión, una persona que abre caminos, que tiende puentes, aportando a su resolución. Con esta mirada teologal me gusta leer el pontificado de Francisco.

Quisiera destacar su deseo de que la alegría del Evangelio esté en el corazón de una Iglesia en salida, de una Iglesia que primerea, se involucra, acompaña, fructifica y celebra.
Tiene una gran sensibilidad para interpretar con claridad que, para vivir bien en un pueblo, cada familia necesita Tierra, Techo y Trabajo, y que estos son derechos sagrados. Además, está su genuina preocupación por el destino de nuestra casa común, por el futuro que queremos dejarle a las próximas generaciones; en esto se pone en juego el sentido de nuestro paso por esta tierra.

Finalmente, está su invitación a mirar los distintos temas desde otra perspectiva; desde las periferias geográficas y existenciales. Por ejemplo, la llegada de migrantes y refugiados no es un peligro; todo lo contrario, son hombres y mujeres que buscan la paz, que pueden enriquecer nuestras comunidades.

P. ¿Hasta qué punto lo toma como referente en su nueva labor episcopal?

R. Recuerdo las primeras palabras de Francisco: “Y, ahora, comenzamos este camino: obispo y pueblo… Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Pidamos siempre por nosotros: los unos por los otros… Quisiera dar la bendición, pero antes les pido un favor: antes de que el obispo bendiga al pueblo, les pido que pidan al Señor para que me bendiga. La plegaria del pueblo pidiendo la bendición para su obispo”.

Me impresiona esa relación entre Francisco y el pueblo fiel de Dios, especialmente con los más pobres y sencillos. Y cómo describe ese caminar juntos, donde el obispo “a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo; otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa: y en ocasiones deberá caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos” (Evangelii gaudium 31). Me motiva su tener como referencia la parábola de la oveja perdida a la hora de recorrer fronteras pastorales.

P. ¿Puede contarnos alguna anécdota significativa vivida con él?

R. Fue mi arzobispo; me ordenó diácono y presbítero. Más que una anécdota, me viene a la memoria ahora una frase que me dijo una vez: “No tengas miedo de que la parroquia se te vaya de las manos”. Frente a mi tentación de querer que todo pase por mis manos, eso te ayuda mucho.

P. ¿Qué rasgo esencial del cardenal Bergoglio ve en el papa Francisco?

R. Recuerdo aquí su lema episcopal: Miserando atque eligendo (Lo miró con misericordia y lo eligió). Su convencimiento profundo de que el nombre de Dios es misericordia, hace de él un pastor misericordioso. Hay múltiples testimonios de ello y yo también lo doy.

P. ¿Qué Iglesia percibe que quedará tras Bergoglio? ¿Sus reformas y su estilo quedarán definitivamente apuntalados o hay un riesgo real de “contrarreforma”?

R. Francisco no es perfecto, él lo confiesa en seguida. Por ejemplo, en la visita a los presos en la cárcel de Palmasola, en Bolivia, donde se presenta así: “¿Quién está ante ustedes? Podrían preguntárselo. Me gustaría responderles a la pregunta con una certeza de mi vida, con una certeza que me ha marcado para siempre. El que está ante ustedes es un hombre perdonado. Un hombre que fue y es salvado de sus muchos pecados. Y así es como me presento. No tengo mucho más para darles u ofrecerles, pero lo que tengo y lo que amo sí quiero dárselos, sí quiero compartirlo: Jesucristo, la misericordia del Padre”.

Francisco no es perfecto, pero es profundamente cristiano. Es decir, nos invita a volver constantemente al Evangelio de Jesús. Y la reforma en la Iglesia es siempre volver al Evangelio de Jesús. Aquí retomo al comienzo… El principal protagonista es el Espíritu Santo.

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