El papa Francisco afronta “con serenidad” incluso las “decisiones difíciles” relativas a los “principales problemas de la Iglesia y del mundo”, lo que supone una “gran ayuda” para el trabajo de su primer colaborador, el cardenal Pietro Parolin. Cuando se cumplen cinco años de la elección de Jorge Mario Bergoglio como obispo de Roma, el secretario de Estado reconoce que en este tiempo ha habido “muchos momentos difíciles y significativos” y confiesa la sorpresa que supuso para él ser elegido ‘número dos’ de la jerarquía vaticana.
“Fue un gesto de confianza por parte del Papa del que me siento vivamente agradecido porque, como supe sucesivamente, muchos lo desaconsejaron por mi ‘joven’ (relativamente) edad”, explica Parolin en una entrevista publicada hoy, 13 de marzo, por el diario italiano La Repubblica. El purpurado italiano confiesa que en su trabajo al frente de la Secretaría de Estado resultan “significativos” los encuentros semanales con Francisco. Se desarrollan en un clima de “sencillez y cordialidad”, compartiendo “alegrías, sufrimientos y esperanzas” mientras pasan revista a los principales desafíos en la Iglesia y en el mundo.
El 13 de marzo de 2013, cuando Bergoglio fue elegido Papa, Parolin era nuncio apostólico en Caracas. “Aquel día –recuerda el actual secretario de Estado– nos habían invitado a un restaurante los obispos auxiliares de la capital. En el coche estuvimos comentando sobre cuál podría ser el nombre del nuevo Papa y salió el de Francisco, aunque lo descartamos en seguida. Teníamos la idea de que el cónclave no iba a ser breve. En cuanto llegamos, nos telefoneó la monja de la nunciatura para informarnos de que de la chimenea de la Sixtina estaba saliendo humo blanco. Encendimos la televisión. De inmediato no entendí el nombre del elegido y, cuando finalmente me di cuenta, fue una gran sorpresa. No pensé en nada, pero sentí una gran emoción. El clima era de fiesta por el primer Papa latinoamericano”.
Pese al tono conmemorativo de la entrevista, Parolin no pierde la oportunidad para remarcar la posición de la Santa Sede ante algunas crisis internacionales. Preguntado por la contribución vaticana al acuerdo entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC, recuerda que la paz “no se obtiene solo con la firma de un documento” y que en el país latinoamericano “todavía está en construcción”.
Al presidente estadounidense, Donald Trump, vuelve a recordarle el secretario de Estado las peligrosas consecuencias que pueden derivar de la decisión de trasladar la embajada de su país en Israel desde Tel Aviv hasta Jerusalén. “La toma de posiciones ‘unilaterales’ que se oponen a las resoluciones de la ONU amenazan con desestabilizar el ya precario equilibrio de Oriente Medio, introduciendo nuevos elementos de tensión”, advierte.
Al hablar sobre Asia, Parolin asegura que la Santa Sede no está realizando ninguna labor de mediación “directa” entre las dos Coreas y se refiere al posible acuerdo con China sobre el nombramiento de obispos, que evitaría consagraciones ilegítimas por parte de las autoridades de Pekín. Estas suponen una “herida profunda a la unidad y a la comunión de la Iglesia”, dice el ‘número dos’ de la jerarquía eclesiástica, recordando que desde san Juan Pablo II, todos los Pontífices han tratado de “sanar” esta “situación dolorosa”.
A los pastores que están “arrepentidos de haber aceptado la consagración ilegítima”, el Papa les “concede el perdón”, les libra de las penas canónicas establecidas y les restablece en la plena comunión. En las últimas tres décadas, recuerda Parolin, han sido readmitidas varias decenas de obispos. “La puerta de la misericordia permanece abierta también para los casos actuales”, destaca, haciendo referencia sin nombrarlos a los obispos chinos ordenados por las autoridades sin el consentimiento de Roma.