La Iglesia española celebra este domingo 18 de marzo (salvo en las comunidades autónomas donde mañana, día 19, Solemnidad de San José, sea festivo) el Día del Seminario, bajo el lema ‘Apóstoles para los jóvenes’, y este año lo hace presentando unas cifras que invitan a un cierto optimismo, al haber aumentado un 9% el número de nuevos ingresos de seminaristas mayores, pasando de 275 (2016-2017) a 300 (2017-2018). Aunque lo cierto es que han descendido las ordenaciones, 109, 29 menos que en el curso pasado.
Sin embargo, los obispos no quieren quedarse en este repunte y se encuentran trabajando en un proceso de reflexión sobre el futuro de los seminarios y su adaptación formativa a la ‘Ratio Fundamentalis Institutiones Sacerdotalis’ –presentada por la Congregación para el Clero en 2016–, a sabiendas de que hay diócesis que en menos de una década tendrán serios problemas para poder atender todas las parroquias ante la escasez vocacional.
De hecho, la Conferencia Episcopal, a través de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades que preside el arzobispo Joan-Enric Vives, está redactando la ‘Ratio Nationalis’ y trabaja en el nuevo plan de formación de los seminaristas españoles. Estas son 6 claves que, a la espera de su estudio en la próxima Asamblea Plenaria de abril, se están considerando:
1. La pastoral vocacional y el acompañamiento, prioritarias
Los obispos quieren prestar una atención especial a esta tarea. “En el año en que estamos preparando el Sínodo sobre los jóvenes de octubre, la Iglesia, fundamentalmente la europea, nos tenemos que poner las pilas en un esfuerzo de pastoral vocacional y de cercanía, porque los jóvenes son hoy la periferia”, señala Vives a ‘Vida Nueva’.
2. Seminarios interdiocesanos: no menos de 15 alumnos
La creación de seminarios interdiocesanos es vista por algunos como un necesario complemento para una adecuada atención a los seminaristas. “Tenemos algunos seminarios que son muy pequeños. Hay que revisar hasta qué punto esto les ofrece una educación de calidad a los futuros sacerdotes, cuando hoy con cuatro jóvenes no puedes ni montar un equipo para jugar al fútbol. Es necesario que haya un grupo humano muy bueno. No menos de 15″, asegura el obispo de Urgell.
3. Formación continua: una vida de aprendizaje
Con la nueva ‘ratio’ se incide mucho en la formación durante la etapa del seminario. Pero, ahora, aparece también una novedad que se considera muy importante: la formación continua, es decir, que el sacerdote tendrá que seguir formándose, estudiando y reciclándose a lo lago de toda su vida.
4. Mayor implicación pastoral: pisar tierra
El nuevo plan de formación contempla que el último año de estudios sea una etapa con un fuerte acento pastoral, donde el seminarista entre ya en contacto con una comunidad y con un presbiterio. Será la etapa donde se llevará a cabo la ordenación diaconal. Se pretende que los nuevos sacerdotes empiecen pronto a pisar tierra, a conocer y desenvolverse en los problemas de la comunidad.
5.- Combatir la inmadurez: adiós a las presiones
El plan de estudios se desarrollaría a lo largo de siete años (uno en la etapa propedéutica; dos en la discipular; tres en la configurativa; uno en la pastoral). Sin embargo, esta formación se puede ampliar si se ve que el candidato no es suficientemente maduro. “Los obispos y los formadores no podrán presionar para que haya ordenaciones” antes de tiempo, afirma Vives.
6. Edad mínima para la ordenación sacerdotal: 25 años
La inmadurez o un discernimiento defectuoso, entre otras causas, están detrás de muchos fracasos vocacionales, y también de la pretensión de los obispos de que ningún candidato menor de 25 años pueda ser ordenado presbítero.