Tras los acontecimientos violentos que tuvieron lugar esta semana en la cárcel boliviana de Palmasola, que han dejado un saldo de siete fallecidos entre policías y personas privadas de libertad, luego de una requisa por parte de las autoridades, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) expresó su “sincera consternación y dolor” –a través de un comunicado– frente a estos “hechos que niegan la dignidad humana y colocan en cuestionamiento los fines de la justica y del régimen penitenciario”.
El mensaje, dado a conocer durante una rueda de prensa por el padre José Fuentes, secretario general adjunto de la CEB –quien estuvo acomañado de algunos miembros de la pastoral social – Cáritas del país–, comienza evocando las palabras del Evangelio de Lucas: “el Espíritu del Señor está sobre mí, porque (…) me ha enviado para anunciar a los cautivos la libertad”.
Los prelados del altiplano, además, han elevado sus oraciones al Dios de la vida para que “tenga misericordia de las víctimas y dé consuelo a sus familiares a quienes expresamos nuestra sincera solidaridad cristiana”.
“Así como rezamos por el pronto restablecimiento de los heridos, de la misma manera condenamos con vehemencia el uso desmedido de violencia y otros abusos, en presencia incluso de mujeres y niños a quienes estos hechos producen un trauma imborrable”, agregaron.
Ubicado en Santa Cruz de la Sierra, el centro penitenciario de Palmasola es uno de los más grandes de Bolivia. Conocido como ‘pueblo prisión’, alberga alrededor de 3 mil personas.
Ante las permanentes irregularidades que se registran al interior del centro de reclusión, el pasado miércoles 14 de marzo más de 2.000 policías intervinieron durante la madrugada, realizando una requisa que terminó en caos y dejó varias víctimas fatales.
El episcopado boliviano ha señalado que estas muertes –y el dolor que genera– pudieron evitarse, al tiempo que abogan a “que se establezcan responsabilidades y sanciones justas e inmediatas” y, en solidaridad con las víctimas, ha exigido “una pronta investigación de los hechos fatales hasta descubrir las causas profundas de estos lamentables hechos”.
“No se puede instalar una adecuada administración de justicia pisoteando derechos fundamentales de las personas y justificando el recurso a la violencia”, advierte la Iglesia boliviana, que en otras ocasiones ha señalado, severamente, “el escándalo de la retardación de justicia, el hacinamiento, la problemática relativa a la presencia de niños en la cárcel, la falta de terapias ocupacionales y de políticas serias de reinserción”.
De igual forma, la CEB es enfática al advertir que “es de conocimiento público que, desde hace mucho tiempo, de forma irresponsable y cómplice, se permitió a grupos de poder el control de la seguridad interna y otras prácticas incorrectas”.
“Estos males estructurales de ninguna manera se solucionan con incursiones policiales violentas y armadas, sino con medidas integrales, planificadas y de largo plazo”, proponen los obispos bolivianos.
Los prelados bolivianos interpelan a la sociedad y, especialmente, a las autoridades penitenciarias, con las palabras que el papa Francisco pronunció, justamente, en Palmasola: “ustedes cumplen un servicio público y fundamental. Tienen una importante tarea en este proceso de reinserción. Tarea de levantar y no rebajar; de dignificar y no humillar; de animar y no afligir… Y esta lógica de ayudar a las personas los va a salvar a ustedes de todo tipo de corrupción y mejorará las condiciones para todos. Ya que un proceso así vivido nos dignifica, anima y nos levanta a todos”.
En un claro llamamiento al Viceministro de Régimen Interior y Policía y a las autoridades competentes, la Iglesia exhorta “a buscar soluciones efectivas para que se restablezca la convivencia en el recinto penitenciario y que no se repitan situaciones lamentables como ésta. También, a que se eviten acciones violentas que pongan en peligro la vida humana por parte de los internos, así como abusos de los policías que se han apropiado de bienes y pertenencias de los reclusos”.
“El único camino válido para la solución de los problemas será siempre el diálogo, guiado por los valores de solidaridad, justicia y paz”, concluyen los obispos.
Durante su viaje apostólico a Bolivia, hace casi tres años, el obispo de Roma visitó Palmasola, como lo refirió la CEB: “recordamos vivamente los gestos y palabras del papa Francisco en su visita a este recinto penitenciario en julio de 2015 que nos invitó a dejar una lógica de buenos y malos para pasar a una lógica centrada en ayudar a la persona e insistió claramente en que reclusión no es lo mismo que exclusión… porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad”.