Día de fiesta en el Vaticano con la ordenación de tres nuevos obispos por parte del papa Francisco, quien ha presidido la celebración de San José, esposo de la Virgen María, en la que ha aprovechado para la ordenación episcopal.
En la homilía, Francisco les ha recordado su labor inspirada en el buen pastor, en especial la necesidad de cuidar del clero y una advertencia: “Huid de la tentación de convertiros en príncipes”.
La celebración ha tenido un marcado diplomático, los ya nuevos obispos tendrán la función de nuncio de la santa sede en distintas partes del mundo. Waldemar Stanislaw Sommertag, de la Diócesis de Pelplin (Polonia), ha sido nombrado nuncio de Nicaragua; Alfred Xuereb, de la Diócesis de Gozo (Malta), será el nuevo nuncio de Corea y Mongolia, y, por último, José Avelino Bettencourt, de la Diócesis de Otawa (Canadá), ha sido nombrado nuncio de Georgia y Armenia.
Al mismo tiempo quiso recordar que han sido elegidos “no para los negocios, no para la mundanidad, no para la política”, sino que ” han sido elegidos entre los hombres y para los hombres”. Y antes de hacerles entrega de los símbolos de su nuevo orden episcopal, las sagradas escrituras, el anillo y el báculo, Francisco quiso advertirles: “La primera tarea del obispo es la oración. Un obispo que no reza no cumple con su deber, no llena su vocación”.